Cuatro años después...mismos resultados / ¿Porque sería diferente?
En el futbol como en la política seguimos siendo manipulados por dos televisoras quienes operan con impunidad: imponen la agenda nacional, las leyes, y deciden que jugadores deben formar el cuadro.
En el futbol como en la vida política seguimos siendo cooptados por facinerosos y oportunistas; si en futbol se llaman "representantes", en la política se llaman "empresarios, cárteles, legisladores".
En el futbol, La Selección se prepara en Estados Unidos, alejada de los mexicanos. En la política, las grandes decisiones del país se siguen tomando en la Casa Blanca.
En el Futbol cuando un jugador se rebela no sólo a los convencionalismos y dogmatismos, y se atreve a enfrentar al sistema corrupto, se le sataniza y se le llama "Traidor". En política cuando alguien se atreve a enfrentar esos mismos cánceres, se le llama "loco". Cuando un jugador hastiado de la corrupción que impera prefiere no asistir a una Copa Mundial, se le llama "Demente" pero si un ciudadano común se atreve a cuestionar a dudar, a racionalizar se le llama de mil formas, pero nunca será un héroe.
En el futbol seguimos marchando por las calles cuando la Selección nos ofrece una satisfacción a cuentagotas -¡y como las disfrutamos!- Estas (Las calles) para el futbol como en nuestro día a día, siguen siendo como NO LUGARES, pasamos por ellas a diario pero jamás nos comprometemos por ellas, y es que son sólo espacios de encuentro, casi inconsiente; en nuestros genes tenemos inscrito que debemos acudir a ellas, pero no somos capaces aún de descifrar porqué y para qué, por eso las tomamos lo mismo para demandar que perturbar, para protestar que para legitimar, para festejar que para ajustar cuentas.
El futbol como la política cada ciertos años nos defraudan, porque a pesar de nuestros buenos deseos, de nuestras sanas intenciones, seguimos haciendo las mismas cosas, seguimos equivocándonos en casi lo mismo. Somos tan inocentes en una cosa como en la otra, hacemos héroes de hombres que su mayor mérito es haber tenido un par de buenos días. Olvidamos que en el Futbol como en la política los jugadores nunca pierden, porque aún perdiendo el equipo, ellos siempre obtienen beneficios, volverán a sus reductos donde seguirán recibiendo grandes salarios, esperaran mejores ofertas al final del día, mientras que el equipo, ese al que se deben; ese sólo cargara la derrota y el descredito.
Queremos una Selección ganadora pero se nos olvida que esta es sinónimo de: Asociación, de Juego en Equipo, de Sacrificio. Aún entre nosotros seguimos teniendo pequeñas batallas de egos, seguimos sin poner por delante el interés común, irrespetamos las ideas y las concepciones que cada uno tiene del futbol como del país, creemos que son cosas distintas porque eso nos conviene creer, "Dios no quiera que el futuro del país esté en manos del Chicharito", pero en cambio estamos dispuestos a ponerlo en manos de egomaniacos como López obrador, o bien, por no correr riesgos preferimos dejarla en manos de Peña Nieto, al final que si se equivoca siempre podremos culpar a todas las generaciones que nos antecedieron e hicieron del PRI y PAN lo que son.
En el futbol están los comentaristas que viven del futbol y parecen situarse por encima de éste, pero en momentos áridos se desmarcan, ponen su distancia y dejan a la afición la amargura y la frustración. ¿Y de que otra forma opera la política? cada individuo, cada partido o cada grupo de los llamados progresistas, narran su versión del juego, y si se equivocan que es a menudo, ponen distancia, traiciona aquello que decía creer, sacrifica a los amigos, y los niegan, se cambian de camiseta a conveniencia.
En el futbol están los de primera, los de segunda y los que nunca jugarán un partido importante, pero forman parte del rooster de los 23, aún cuando sabemos que sólo11 se llevarán la gloria. En la política como en futbol no obstante, la paciencia ofrece pequeñas recompensas para los de abajo; si eres persistente y aprendes tanto a callar como a gritar cuando se te indica, puedes disfrutar de algunos minutos.
Sólo nos queda pues esperar otros años y soñar con que el resultado sea diferente, aunque en cada quien está realizar pequeñas inflexiones que por fin, reduzcan los márgenes de nuestra frustración y entonces sí, podamos sentirnos ganadores.
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