Maduro acusa a oposición de estar tras sanciones de EEUU

 El presidente Nicolás Maduro acusó a la oposición de promover las sanciones económicas que Estados Unidos impuso para evitar que instituciones financieras tengan nuevos acuerdos con Venezuela y pidió que sean enjuiciados por traición.
Las sanciones financieras estadounidenses podrían tensar aún más las relaciones entre los dos países, que están sin embajador desde el 2010, y provocarían que sea más difícil para el agobiado líder socialista recaudar dinero en efectivo y realizar los millonarios pagos de deuda previstos para el último trimestre de este año.
El mandatario dijo en una cadena de radio y televisión desde el palacio de gobierno que las medidas generarán un “gran daño económico, financiero y energético”, y le quitarán la “solvencia financiera” a Venezuela.
Maduro pidió solicitar a Interpol la detención de los adversarios que están en el extranjero y directamente mencionó al presidente de la Asamblea Nacional, diputado Julio Borges, como una de las figuras que están detrás de las sanciones.
“No puedo dejar de indignarme porque los vende patria de la MUD (la coalición de la Mesa de la Unidad Democrática) están detrás de esto”, afirmó el gobernante al asegurar que presentará próximamente las pruebas que comprometen a opositores en la petición de sanciones contra Venezuela.
El gobierno de Donald Trump impuso el viernes sanciones financieras a Venezuela, entre ellas una prohibición a los bancos estadounidenses para realizar transacciones nuevas con el gobierno o con la petrolera PDVSA.
Sin embargo, reflejando la presión de la industria petrolera estadounidense, no interrumpen la exportación de petróleo venezolano a Estados Unidos, que es crucial para ambas naciones.
El canciller venezolano Jorge Arreaza describió las sanciones como “la peor agresión” a su país en los últimos 200 años.
La Casa Blanca señaló en un comunicado que las sanciones “están calibradas cuidadosamente para retirarle a la dictadura de Maduro una fuente crucial de financiación para mantener su régimen ilegítimo, proteger al sistema financiero estadounidense de la complicidad con la corrupción de Venezuela y el empobrecimiento del pueblo venezolano y permitir la ayuda humanitaria”.
Un alto funcionario del gobierno dijo que se impondrían más sanciones si Maduro no cambia de rumbo y accede a frenar sus planes de reformar la constitución, liberar a presos políticos y realizar elecciones libres.
Las medidas anticipan una escalada mayor de las tensiones entre Venezuela y Estados Unidos y agravarían la crisis económica del país sudamericano, cuya economía petróleo-dependiente se contrajo alrededor de 35% desde 2014.
Las nuevas medidas prohíben transacciones en bonos emitidos por el gobierno venezolano y su petrolera estatal. También impiden transacciones con ciertos bonos en poder del sector público venezolano y el pago de dividendos al gobierno de ese país.
Maduro adelantó que la decisión de Washington “ha decretado el cierre de Citgo”, que es la filial estadounidense de la corporación estatal Petróleos de Venezuela S.A. (PDVSA), porque le impide “cualquier funcionamiento financiero”; afectará los suministros de crudo venezolano a Estados Unidos y a los inversionistas estadounidenses que tienen bonos venezolanos.
“Es un robo, una estafa, que nos está haciendo”, expresó el gobernante al quejarse de la medida que le impide a Citgo enviar sus dividendos a Venezuela, y sostuvo que esa sanción afecta el clima de inversiones en Estados Unidos.
Al referirse a las limitaciones que enfrenta PDVSA para vender el crudo en el mercado estadounidense, Maduro dijo que Venezuela tiene un “mercado seguro” donde negociar ese petróleo, pero no ofreció detalles.
Venezuela exportaba un promedio de 700.000 barriles diarios de crudo al mercado estadounidense, según estimaciones de la Administración de Información de Energía de Estados Unidos, lo que representa cerca de la mitad de las exportaciones petroleras venezolanas y un ingreso anual estimado de 11.000 millones de dólares.
El mandatario dijo que fueron convocados a reuniones urgentes las empresas petroleras estadounidenses que operan en Venezuela y las que compran crudo venezolano, y los tenedores de bonos para buscar soluciones ante las sanciones acordadas por Washington, que fueron consideradas por Caracas como “ilegales” y violatorias de la Carta de Naciones Unidas y los acuerdos internacionales.
El anuncio de las sanciones se da un día después que Maduro nombró como nuevo presidente de PDVSA a Nelson Martínez, ex ministro de Petróleo y ex jefe de Citgo, y pasó a Eulogio Del Pino a dirigir el Ministerio de Petróleo.
El mes pasado, Washington advirtió que tomaría medidas económicas enérgicas si Maduro cumplía su plan de crear una Asamblea Constituyente formada por miembros leales al oficialismo.
Desde la instauración de la Constituyente a principios de mes sus 545 delegados destituyeron a la fiscal general, le arrebataron el poder a la Asamblea Nacional dominada por la oposición y crearon una Comisión de la Verdad que muchos temen será utilizada para atacar a los opositores.
Días atrás, Maduro advirtió que el gobierno de Trump preparaba un “bloqueo comercial, petrolero y financiero” similar al aplicado a Cuba desde hace décadas y que el objetivo era allanar el camino a una intervención militar.
David Smilde, sociólogo de la Universidad Tulane y quien estudia Venezuela desde hace décadas, dijo que las sanciones probablemente fortalecerán a Maduro en el corto plazo.
“Darán fundamento a su argumento de que Venezuela es blanco de una guerra económica”, dijo Smilde.
Pero dada la calma relativa que reina en las calles y el golpe que ha sufrido la oposición por su incapacidad de impedir la instauración de la Constituyente, las medidas de la comunidad internacional representan la mejor oportunidad para frenar a Maduro, añadió.
El gobierno tiene dificultades para combatir la escasez e inflación mientras que la producción de petróleo ha caído a su nivel más bajo en más de dos décadas. Las sanciones, por leves que sean, acrecientan el riesgo de que Venezuela caiga en mora de los pagos de su deuda.
El gobierno y PDVSA enfrentan vencimientos de deuda por alrededor de 4.000 millones de dólares este año pero hay apenas 9.700 millones en reservas internacionales disponibles, principalmente en lingotes de oro que son difíciles de trocar inmediatamente por dinero.
Venezuela ha tomado medidas desesperadas para pagar sus vencimientos durante la crisis y el presidente culpa a sus enemigos por difundir rumores sobre una mora inminente.

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