¿Qué representa el futbol para la economía y la cultura?
Por Oder Yemal Santana.
A raíz de la crisis social surgida en Brasil, en el contexto de la Copa Confederaciones y el Mundial de Futbol del próximo año, innumerables voces se ha alzado para cuestionar, muchas de ellas con sobrada razón, pero muchas más, de manera visceral, e incluso con total ignorancia de lo que implica, no sólo el fenómeno del futbol, sino el deporte mismo, en la vida de los países, tanto desde el punto de vista cultural como económico; y más allá, algunos académicos pretenden responsabilizar al deporte del balompié particularmente de los problemas sociales, argumentando que se le usa tanto desde el punto de vista político como educativo para reeducar “idiotizar” a las masas, y basado sólo en percepciones, buscan encontrar sentido a las crisis internas de los países, en la pasión que genera y en las “desviaciones” culturales-que dicen- genera.
Todas las civilizaciones antiguas, dentro de sus contenidos culturales, tenían un espacio para el juego y el deporte, tanto para construir identidad como para promover ciertos valores dentro su organización, además cumplían con el valor agregado de “divertir” así es, y sin que medie en ello pecado alguno, todas las civilizaciones tenían diferentes y variadas formas de llevar diversión y entretenimiento a sus miembros. Hoy en día algunas personas consideradas así mismos “intelectuales” y otras más pseudo intelectuales, pretenden asegurar que la afición a los deportes, particularmente al futbol, es sinónimo de ignorancia y de trivialidad; sostienen que en el país existen cosas más apremiantes que un “simple partido de futbol”.
El fútbol es considerado la decimoséptima economía mundial, ysin entrar en demasiados detalles considero oportuno decir que en España, uno de los países europeos donde el futbol tiene una de las mayores aficiones del mundo, el 1,7 del Producto Interior Bruto corresponde a ese deporte, y de 42 empresas que dan forma a la Liga de Fútbol Profesional y que tienen un presupuesto de 2.117 millones de euros de presupuesto, de ingresos, por 1.947 millones de euros de gastos,el fútbol profesional crea 85.000 empleos directos e indirectos y aporta 9.000 millones de euros a la economía, sólo la quiniela supone 500 millones de euros al año, unos 13 millones de euros por jornada.
Asimismo, en Inglaterra, “cuna de este deporte”, ha pasado de ser una simple manifestación social, destinada a la contemplación y práctica de actividades recreativas en busca de un cierto entretenimiento o satisfacción personal, a ser considerado como “un bien, cuya producción, consumo, financiación ygestión responde a criterios de racionalidad económica. Sport England,agencia nacional para el desarrollo del deporte en Inglaterra, han demostrado mediante pruebas científicas relativas a su significativa contribucióna otros importantes aspectos sociales, una reducción de la delincuencia y el absentismo escolar,además de ayudar al aprendizaje de los jóvenes y a la regeneración comunitaria, así como a la mejora de la condición y saludfísica y al mejoramiento del medio ambiente, abriendo la posibilidad de ofrecer una “ciudadaníaactiva”, a través del voluntariado (Sport England, 1999).
Particularmente en el caso de Brasil donde en últimos días se han llevado a cabo innumerables manifestaciones sociales, a raíz de la celebración de la “Copa Confederaciones” es justo decir que: “No todo es forma, también existe fondo”.
Este país ha padecido durante décadas graves problemas en infraestructura, que los economistas estiman son un lastre para el crecimiento económico y provocan que las exportaciones de Brasil sean cada vez menos competitivas en comparación con sus pares, como China. En tal sentido la organización de la Copa del Mundo representa para este país, además de un impulso estratégico para su economía, en materia de empleo y servicios, una oportunidad para la modernización del sector carretero y de transporte. Brasil desembolsa 11,500 mdd para la organización del Mundial de futbol, y si bien una buena parte de esa inversión se destina particularmente a la construcción y remodelación de estadios, otra buena parte de su inversión está reservada para la modernización del servicio de transporte. ¿Cuál es entonces a mi juicio el motivo de la molestia social? El reparto; es decir, que los beneficios que sin duda habrá con la organización de este evento no están llegando a todos los sectores sociales; el empleo si bien ha crecido en el último año, la mayoría de estos son del tipo temporal, y el estado ha sido incapaz de traducir los beneficios en empleos de largo alcance, incorporando a otros sectores como el industrial. Baste decir que la mayoría de las empresas que ahora mismo trabajan en la parte técnica y tecnológica, en la construcción de estadios y en materia de servicios de comunicación, son empresas extranjeras que una vez cumplido su papel, se retirarán dejando a los obreros brasileños con un palmo de narices. Ahora bien, los brasileños si bien son testigos de la modernización del transporte, al igual que sucede ahora mismo con Chihuahua, consideran que los costos de este servicio se han elevado al grado de ser insostenibles para sus salarios, que si bien los turistas extranjeros muchos de ellos podrán durante los días del Mundial sufragar su elevado precio, el ciudadano común, el de las Favelas está muy lejos de poder hacerlo.
Todo esto en consecuencia es un problema de economía y política, ¡No de futbol!Esos 11,500 mdd.que se pretende invertir en la Copa del Mundo serán seguramente triplicados, además de que muchos de los problemas que ese país tiene en materia de infraestructura quedarán aparentemente resueltos.
Los factores políticos que imperan son otra cosa, y su origen es de naturaleza muy distinta al futbol, de ahí que es muy importante ampliar los debates y no permitir que una cuestión de gusto o nó por el llamado “deporte mundial por excelencia”, aunado a la frustración de quienes nunca pudieron o supieron jugarlo, o de aquellas y aquellos que en muchos casos sienten que su sola existencia interfiere con la salud de sus relaciones familiares y sentimentales, los lleve a satanizar un deporte, “que ni en su contenido, ni en su ejecución” -dentro de la cancha-, implica daño alguno, ni para la salud, ni para los valores humanos, en todo caso, habrá que cuestionar si algo dentro de su estructura organizativa y administrativa, conlleva cierta perversión, pero en todo caso esodebe permanecer fuera de los 110 x 75 metros de su cancha de juego.
Todas las civilizaciones antiguas, dentro de sus contenidos culturales, tenían un espacio para el juego y el deporte, tanto para construir identidad como para promover ciertos valores dentro su organización, además cumplían con el valor agregado de “divertir” así es, y sin que medie en ello pecado alguno, todas las civilizaciones tenían diferentes y variadas formas de llevar diversión y entretenimiento a sus miembros. Hoy en día algunas personas consideradas así mismos “intelectuales” y otras más pseudo intelectuales, pretenden asegurar que la afición a los deportes, particularmente al futbol, es sinónimo de ignorancia y de trivialidad; sostienen que en el país existen cosas más apremiantes que un “simple partido de futbol”.
El fútbol es considerado la decimoséptima economía mundial, ysin entrar en demasiados detalles considero oportuno decir que en España, uno de los países europeos donde el futbol tiene una de las mayores aficiones del mundo, el 1,7 del Producto Interior Bruto corresponde a ese deporte, y de 42 empresas que dan forma a la Liga de Fútbol Profesional y que tienen un presupuesto de 2.117 millones de euros de presupuesto, de ingresos, por 1.947 millones de euros de gastos,el fútbol profesional crea 85.000 empleos directos e indirectos y aporta 9.000 millones de euros a la economía, sólo la quiniela supone 500 millones de euros al año, unos 13 millones de euros por jornada.
Asimismo, en Inglaterra, “cuna de este deporte”, ha pasado de ser una simple manifestación social, destinada a la contemplación y práctica de actividades recreativas en busca de un cierto entretenimiento o satisfacción personal, a ser considerado como “un bien, cuya producción, consumo, financiación ygestión responde a criterios de racionalidad económica. Sport England,agencia nacional para el desarrollo del deporte en Inglaterra, han demostrado mediante pruebas científicas relativas a su significativa contribucióna otros importantes aspectos sociales, una reducción de la delincuencia y el absentismo escolar,además de ayudar al aprendizaje de los jóvenes y a la regeneración comunitaria, así como a la mejora de la condición y saludfísica y al mejoramiento del medio ambiente, abriendo la posibilidad de ofrecer una “ciudadaníaactiva”, a través del voluntariado (Sport England, 1999).
Particularmente en el caso de Brasil donde en últimos días se han llevado a cabo innumerables manifestaciones sociales, a raíz de la celebración de la “Copa Confederaciones” es justo decir que: “No todo es forma, también existe fondo”.
Este país ha padecido durante décadas graves problemas en infraestructura, que los economistas estiman son un lastre para el crecimiento económico y provocan que las exportaciones de Brasil sean cada vez menos competitivas en comparación con sus pares, como China. En tal sentido la organización de la Copa del Mundo representa para este país, además de un impulso estratégico para su economía, en materia de empleo y servicios, una oportunidad para la modernización del sector carretero y de transporte. Brasil desembolsa 11,500 mdd para la organización del Mundial de futbol, y si bien una buena parte de esa inversión se destina particularmente a la construcción y remodelación de estadios, otra buena parte de su inversión está reservada para la modernización del servicio de transporte. ¿Cuál es entonces a mi juicio el motivo de la molestia social? El reparto; es decir, que los beneficios que sin duda habrá con la organización de este evento no están llegando a todos los sectores sociales; el empleo si bien ha crecido en el último año, la mayoría de estos son del tipo temporal, y el estado ha sido incapaz de traducir los beneficios en empleos de largo alcance, incorporando a otros sectores como el industrial. Baste decir que la mayoría de las empresas que ahora mismo trabajan en la parte técnica y tecnológica, en la construcción de estadios y en materia de servicios de comunicación, son empresas extranjeras que una vez cumplido su papel, se retirarán dejando a los obreros brasileños con un palmo de narices. Ahora bien, los brasileños si bien son testigos de la modernización del transporte, al igual que sucede ahora mismo con Chihuahua, consideran que los costos de este servicio se han elevado al grado de ser insostenibles para sus salarios, que si bien los turistas extranjeros muchos de ellos podrán durante los días del Mundial sufragar su elevado precio, el ciudadano común, el de las Favelas está muy lejos de poder hacerlo.
Todo esto en consecuencia es un problema de economía y política, ¡No de futbol!Esos 11,500 mdd.que se pretende invertir en la Copa del Mundo serán seguramente triplicados, además de que muchos de los problemas que ese país tiene en materia de infraestructura quedarán aparentemente resueltos.
Los factores políticos que imperan son otra cosa, y su origen es de naturaleza muy distinta al futbol, de ahí que es muy importante ampliar los debates y no permitir que una cuestión de gusto o nó por el llamado “deporte mundial por excelencia”, aunado a la frustración de quienes nunca pudieron o supieron jugarlo, o de aquellas y aquellos que en muchos casos sienten que su sola existencia interfiere con la salud de sus relaciones familiares y sentimentales, los lleve a satanizar un deporte, “que ni en su contenido, ni en su ejecución” -dentro de la cancha-, implica daño alguno, ni para la salud, ni para los valores humanos, en todo caso, habrá que cuestionar si algo dentro de su estructura organizativa y administrativa, conlleva cierta perversión, pero en todo caso esodebe permanecer fuera de los 110 x 75 metros de su cancha de juego.
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