TOPES SALARIALES Y OTRAS COSAS

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Profr. Isaías Orozco Gómez/ Nosotros no creemos en la línea del progreso y el desarrollo ilimitado a costa del otro y de la naturaleza'' Evo Morales.

Desde que México entró en el círculo de control económico y político del Fondo Monetario Internacional  (FMI), en materia salarial, no se había tenido un logro tan significativo por parte del Congreso de la Unión y de la Comisión Nacional de los Salarios Mínimos (CNSM), a pesar  de los “topes salariales'' impuestos por  tan poderoso organismo internacional, como el de estandarizar el ''salario mínimo'' en 70 pesos con diez centavos, en todo el territorio de nuestra malhadada República Mexicana. Lo que los hace merecedores al premio Nóbel de economía y del combate a la pobreza de los mexicanos, sin mayores requisitos. ¡Vaya, desvergüenza de esa comisión y de nuestros esforzados ''representantes populares!

En esta ocasión, los integrantes de la tan cuestionada CNSM y demás individuos que “deciden” tan importante,  necesario y ¿vital? ingreso diario de los millones y millones de obreros, de trabajadores de la ciudad y del campo, se cuidaron de no pregonar la cantidad en pesos y centavos de incremento al salario mínimo (por ejemplo: 1 peso, 20 centavos; 1 peso, 80 centavos; 2 pesos, 10 centavos…) como acostumbraban hacerlo en anteriores ocasiones, debido a que la mínima reacción de la clase trabajadora, al saber del tan envidiable y sobrado incremento al mismo, era, el de que, una vez más, le estaban dando: toda una  mentada de madre. Es decir, más “decentemente”: un vulgar insulto a la dignidad e inteligencia de los trabajadores y sus familias, del medio urbano y rural.

Como en todo el país, se evidencia día tras día, la inconformidad, el enojo, el hartazgo, de la inmensa mayoría de los mexicanos, rayando incluso, en estado incontrolable de convulsión; es que hoy por hoy, se ufanan en informar a la ciudadanía, a la población toda, de tan justa, noble y cristiana medida, de incrementar parejo ya sin la división en zonas o regiones, en todo México, el salario mínimo en la cantidad de 70 pesos, diez centavos. Ignorando, o haciéndose que no lo saben, que esas estratagemas, esos engatusamientos, ya no se los creen o “tragan” ni los niños de preprimaria o preescolar. La proliferación de celulares, tabletas, computadoras u ordenadores, de… en una considerable cantidad de hogares, ha incrementado el conocimiento, los saberes; y, por ende, ha despertado más el interés de “todos”, de los unos y de los otros, por la cosa pública, por lo que está sucediendo en su entorno cotidiano.

En ese contexto, no hace más de 24 horas, que, seguramente, miles de mexicanos leyeron y están reflexionando, acerca de la acción de Oxfam (Confederación internacional formada por 17 ONG que realizan labores humanitarias en 90 países, cuyo lema es: “Trabajar con otros para combatir la pobreza y el sufrimiento”. Nació en Oxford, G. B, en 1942) para pedir al Congreso de la Unión de los EUM, apruebe medidas contra la desigualdad socioeconómica existente en México. Afirmando entre otros hechos, que aquí en la República Mexicana, el 1 por ciento del sector acaudalado o más rico, concentra el 43% del ingreso nacional. Y que es necesario “impulsar políticas con el fin de que las personas no trabajen para seguir siendo pobres… Que paguen más los que más tienen y hacer un Estado más transparente…” Y sostiene que “40 por ciento de las escuelas públicas no tienen acceso a drenaje y 60 por ciento no tienen computadoras que funcionen”. Y cómo no estar “encabronados” con los tan sustanciosos $70.10 de salario mínimo, cuando en la República Mexicana, tan sólo 4 personas acumulan una riqueza equivalente al 9 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) nacional.

Oxfam, en esa acción invita a los mexicanos a que nos dirijamos al Congreso de la Unión, expresándole: “Quiero que salgamos del círculo vicioso de desigualdad, bajo crecimiento y pobreza”.  
 Por otra parte, los sesudos legisladores los de la CNSM y demás cerebros que intervienen en la aprobación y aplicación del nuevo salario mínimo, que independientemente  de los organismos oficiales que elaboran los varios índices de precios como los referidos al consumidor, al mayoreo, por ciudades, etcétera. La población toda: jodidos, más o menos jodidos o muy jodidos, consideran prioritariamente, los precios al consumidor, la carestía y por lo tanto, inalcanzable  canasta básica. De tal manera, las amas y los amos de casa, las y los responsables de asegurar y llevar el “pipirín” a sus casas, a sus hogares, a sus vástagos, sin mayores aspavientos y profundos análisis de la economía nacional, se fijan en el precio del kilogramo de la tortilla, del pan en sus diversas presentaciones, de la leche, del frijol, a veces de la carne, de la azúcar, el café, el aceite de cocina o manteca, los refrescos, la fruta, las verduras, el arroz, las variadas sopas; las medicinas y el pago de consultas médicas; el incremento en combustibles: gasolinas, gas doméstico, diesel… tarifas de luz y agua, de teléfonos fijos y móviles; precio del calzado, ropa…; pago de renta o mensualidad de la casa y del vehículo…

¡Caramba! ¿Se les hizo mucho, incrementar el salario mínimo a 100 pesos?

Los que deciden la política económica de México, seguido hablan de la “espiral precios salarios”, y jamás han aceptado y actuado en consecuencia, que por mínimo que sea el incremento salarial a los trabajadores, en ocasiones a una parte media o pequeña de los mismos, el costo y precio de los artículos de primera necesidad y en general, se disparan estratosféricamente, haciendo nulo el supuesto incremento salarial. Peor aún, por mucho tiempo –si no es, que todavía– la clase empresarial, los patrones, opinan que los culpables de la inflación o crisis económica son los obreros que piden exagerados incrementos salariales. Cuando éstos debieran darse de “buenas” que aquí en México –como en algunos países de Europa– los trabajadores no han exigido la instauración de la prima por el empleo (PPE), cuyo principio esencial, consiste en conducir el esfuerzo de solidaridad a los bajos salarios, no sólo a los empleadores de bajos salarios (que son esencialmente pequeños empleadores, a menudo menos ricos que muchos funcionarios o altos ejecutivos) sino también, al conjunto de la comunidad nacional, de acuerdo con el salario de cada uno.

Y en vista de que el pueblo, ya está hasta la “tiznada” de tantos sexenios y años de injusticia e inequidad salarial, agudizada en la descarada burla hacia el ingreso de los trabajadores de México, hombres y mujeres, sería muy justo y democrático, que cuanto antes, se establezca un tabulador salarial mínimo, acorde a sus funciones y  real desempeño, para los: diputados locales, diputados federales y senadores; presidentes municipales, gobernadores, presidente de la República; funcionarios o “servidores públicos” de los primeros niveles de los tres poderes: Ejecutivo, Legislativo y Judicial; así como lo tienen establecido para la burocracia toda, para los empleados de las dependencias oficiales y paraestatales; y para los miembros del SNTE.

Por lo pronto, esperando que no sea simulación o clásica demagogia, los diputados y senadores de MORENA han declarado que bajarán sus sueldos (dietas) en una considerable cantidad, canalizando hacia el rubro educación, las cantidades obtenidas con tales medidas.

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