El destape de Serrano
Aun cuando ni siquiera se sabe cuándo iniciará el proceso electoral local del 2016, y mucho menos las reglas electorales que habrá de aprobar el Congreso local en los próximos meses, el presidente municipal de Juárez, Enrique Serrano, ya dio a conocer a la opinión pública sus aspiraciones para postularse como candidato a gobernador del estado.
Su respuesta, a pregunta expresa de los medios de comunicación, no deja duda alguna al respecto: “Claro, es un alto honor al que muchos chihuahuenses pudieran aspirar, un objetivo que cualquier político puede perseguir en su propio estado, pero además es un reto profesional, un reto político, un reto personal de grandes dimensiones para quien aspire”.
Y para evitar futuras acusaciones electorales, expresó: “No estamos trabajando en una campaña, estoy trabajando en una alta responsabilidad que la ciudadanía de Juárez me dio y vamos a cumplir con ese compromiso; pero si esto, de alguna manera lo considera el partido y la ciudadanía, estaríamos en posibilidades de tomar un compromiso de esa naturaleza, que es altísimo, mucho mayor que el que tengo ahora”.
Como cualquier otro ciudadano chihuahuense, la pretensión de Enrique Serrano para ser candidato a la gubernatura estatal, son legítimas; sin embargo, previo a su eventual postulación, el PRI tendrá que sopesar, por una parte, el añejo conflicto entre ‘juaritos’ y ‘chiwahuitas’; y por otra, el eventual juicio político que pende en contra del Ayuntamiento del Municipio de Juárez.
En efecto, históricamente, la absurda (y ridícula) lucha fratricida entre los políticos fronterizos y los capitalinos ha sido un factor de un sinnúmero de conflictos internos entre la militancia de los partidos políticos. A pesar de que es comprensible y justificable que un político fronterizo aspire a ser gobernador, lo cierto es que, a la fecha, la numeralia electoral no garantiza, en forma alguna, el triunfo electoral de un candidato juarense; a menos, claro está, que dicho personaje sea capaz de conjuntar a todas las fuerzas internas del partido.
El ejemplo más reciente, lo fue la ‘ocurrencia electoral’ del panista Alfredo Delgado, quien siendo presidente municipal de Juárez (2002-2004), participó en la contienda interna del PAN, bajo el alegato que los votos fronterizos eran más que suficientes para lograr la postulación como candidato a gobernador.
En cuanto a la reputación de Enrique Serrano, como funcionario público, ésta deja mucho qué desear. Y a las pruebas me remito: el pésimo desempeño de Serrano como legislador (Coordinador del grupo parlamentario del PRI en la LXIII Legislatura) se tradujo en el desprestigio del Poder Legislativo local… al grado de convertir al Congreso local en una “Oficialía Legislativa” del Poder Ejecutivo.
Gerardo Cortinas Murra
Y no sólo eso, sino además, la figura del presidente del Congreso quedó reducida al vergonzoso papel del “edecán legislativo” del Ejecutivo estatal. Motivo por el cual, en una colaboración editorial de mi autoría, publicada en El Diario en el año 2013, denuncié la prepotencia de este político fronterizo:
“En el ámbito legislativo, el peor ejemplo de los efectos nocivos del compadrazgo político lo es el exdiputado (y hoy presidente municipal electo de Juárez) Enrique Serrano. Quien al inicio de su gestión -en un franco arrebato de despotismo- trató de ejercer un inusitado control de los medios informativos que cubren las notas del Congreso. En aquella ocasión, los medios le endilgaron, con justa razón, el apodo de ‘Enrique VIII’… Desde entonces, el desempeño de la actual LXIII Legislatura ha sido mísero y sumiso”.
Con respecto al juicio político que sería presentado en contra del cabildo juarense, sólo en el caso de que Serrano participe en la interna priista, se sustenta en que el aval edilicio otorgado a la reforma constitucional denominada ‘Reforma Judicial’, a través de una descarada violación al Reglamento de Sesiones.
Por todo lo anterior, y por el bienestar de Chihuahua, me permito sugerir a Serrano que reconsidere sus aspiraciones políticas; evitando así, repetir la triste historia del panista Alfredo Delgado y, por ende, el consecuente descalabro electoral del PRI.
VIVEBÚS ‘RELOADED’
La problemática operativa y financiera del ViveBús deriva de la deficiente planeación de este nuevo sistema de transporte público urbano. De tal manera que, muchos analistas aseguran que el fracaso operativo del ViveBús es consecuencia del dolo e ineptitud de quienes realizaron este proyecto de transporte.
De otra manera, ¿Cómo explicar que no se hubiese previsto el verdadero flujo de usuarios? ¿Cómo explicar la implantación de un permanente ‘cuello de botella’ al reducir el Eje Troncal a una sola avenida? ¿Cómo explicar la negligencia de las autoridades de vialidad para no autorizar nuevas rutas alimentadoras?
Ahora, de nueva cuenta, el gobierno estatal ha anunciado una ‘reestructuración’ del ViveBús con la incorporación de nuevas rutas y el rediseño de las ya existentes. Sin embargo, estas medidas no resuelven la grave problemática operativa; porque tal medida sólo generará más congestionamiento del Eje Troncal.
En efecto, lo ideal sería que los usuarios viajen de una manera más rápida y cómoda, de tal manera que los miles de usuarios no se refieran al nuevo sistema de transporte como el ‘SardinaBús’. Mi propuesta ya está en manos del secretario de Gobierno y será motivo de análisis en mi próxima colaboración editorial.
Su respuesta, a pregunta expresa de los medios de comunicación, no deja duda alguna al respecto: “Claro, es un alto honor al que muchos chihuahuenses pudieran aspirar, un objetivo que cualquier político puede perseguir en su propio estado, pero además es un reto profesional, un reto político, un reto personal de grandes dimensiones para quien aspire”.
Y para evitar futuras acusaciones electorales, expresó: “No estamos trabajando en una campaña, estoy trabajando en una alta responsabilidad que la ciudadanía de Juárez me dio y vamos a cumplir con ese compromiso; pero si esto, de alguna manera lo considera el partido y la ciudadanía, estaríamos en posibilidades de tomar un compromiso de esa naturaleza, que es altísimo, mucho mayor que el que tengo ahora”.
Como cualquier otro ciudadano chihuahuense, la pretensión de Enrique Serrano para ser candidato a la gubernatura estatal, son legítimas; sin embargo, previo a su eventual postulación, el PRI tendrá que sopesar, por una parte, el añejo conflicto entre ‘juaritos’ y ‘chiwahuitas’; y por otra, el eventual juicio político que pende en contra del Ayuntamiento del Municipio de Juárez.
En efecto, históricamente, la absurda (y ridícula) lucha fratricida entre los políticos fronterizos y los capitalinos ha sido un factor de un sinnúmero de conflictos internos entre la militancia de los partidos políticos. A pesar de que es comprensible y justificable que un político fronterizo aspire a ser gobernador, lo cierto es que, a la fecha, la numeralia electoral no garantiza, en forma alguna, el triunfo electoral de un candidato juarense; a menos, claro está, que dicho personaje sea capaz de conjuntar a todas las fuerzas internas del partido.
El ejemplo más reciente, lo fue la ‘ocurrencia electoral’ del panista Alfredo Delgado, quien siendo presidente municipal de Juárez (2002-2004), participó en la contienda interna del PAN, bajo el alegato que los votos fronterizos eran más que suficientes para lograr la postulación como candidato a gobernador.
En cuanto a la reputación de Enrique Serrano, como funcionario público, ésta deja mucho qué desear. Y a las pruebas me remito: el pésimo desempeño de Serrano como legislador (Coordinador del grupo parlamentario del PRI en la LXIII Legislatura) se tradujo en el desprestigio del Poder Legislativo local… al grado de convertir al Congreso local en una “Oficialía Legislativa” del Poder Ejecutivo.
Gerardo Cortinas Murra
Y no sólo eso, sino además, la figura del presidente del Congreso quedó reducida al vergonzoso papel del “edecán legislativo” del Ejecutivo estatal. Motivo por el cual, en una colaboración editorial de mi autoría, publicada en El Diario en el año 2013, denuncié la prepotencia de este político fronterizo:
“En el ámbito legislativo, el peor ejemplo de los efectos nocivos del compadrazgo político lo es el exdiputado (y hoy presidente municipal electo de Juárez) Enrique Serrano. Quien al inicio de su gestión -en un franco arrebato de despotismo- trató de ejercer un inusitado control de los medios informativos que cubren las notas del Congreso. En aquella ocasión, los medios le endilgaron, con justa razón, el apodo de ‘Enrique VIII’… Desde entonces, el desempeño de la actual LXIII Legislatura ha sido mísero y sumiso”.
Con respecto al juicio político que sería presentado en contra del cabildo juarense, sólo en el caso de que Serrano participe en la interna priista, se sustenta en que el aval edilicio otorgado a la reforma constitucional denominada ‘Reforma Judicial’, a través de una descarada violación al Reglamento de Sesiones.
Por todo lo anterior, y por el bienestar de Chihuahua, me permito sugerir a Serrano que reconsidere sus aspiraciones políticas; evitando así, repetir la triste historia del panista Alfredo Delgado y, por ende, el consecuente descalabro electoral del PRI.
VIVEBÚS ‘RELOADED’
La problemática operativa y financiera del ViveBús deriva de la deficiente planeación de este nuevo sistema de transporte público urbano. De tal manera que, muchos analistas aseguran que el fracaso operativo del ViveBús es consecuencia del dolo e ineptitud de quienes realizaron este proyecto de transporte.
De otra manera, ¿Cómo explicar que no se hubiese previsto el verdadero flujo de usuarios? ¿Cómo explicar la implantación de un permanente ‘cuello de botella’ al reducir el Eje Troncal a una sola avenida? ¿Cómo explicar la negligencia de las autoridades de vialidad para no autorizar nuevas rutas alimentadoras?
Ahora, de nueva cuenta, el gobierno estatal ha anunciado una ‘reestructuración’ del ViveBús con la incorporación de nuevas rutas y el rediseño de las ya existentes. Sin embargo, estas medidas no resuelven la grave problemática operativa; porque tal medida sólo generará más congestionamiento del Eje Troncal.
En efecto, lo ideal sería que los usuarios viajen de una manera más rápida y cómoda, de tal manera que los miles de usuarios no se refieran al nuevo sistema de transporte como el ‘SardinaBús’. Mi propuesta ya está en manos del secretario de Gobierno y será motivo de análisis en mi próxima colaboración editorial.
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