Editorial

Anteponiendo intereses partidistas y con clara señal de que el gobernador del Estado metió las manos, el pasado 13 de noviembre se nombraron los 13 magistrados vacantes dentro del Supremo Tribunal de Justicia del Estado.
Ese nombramiento  demostró una vez más como se maneja la política en Chihuahua. La mascarada realizada a través de una convocatoria a la que se inscribieron 199 abogados con el ilusorio sueño de ser favorecidos con una magistratura, y con ello, garantizar ingresos cercanos a los 200 mil pesos mensuales durante 15 años que durará el cargo, evidenció que al poder judicial lo que menos le importó fue el conocimiento, la experiencia y la capacidad que tuvieran los candidatos, anteponiendo la negocia",la tranza entre los partidos políticos para conseguir llevar sus propuestas al trono.
Antes de esto, cada uno de los suspirantes a magistrados, adelantándose a la navidad hicieron llegar sus cartitas a Santa Claus, no al polo norte, sino con destino al edificio de la calle Aldama y Venustiano Carranza pidiéndole al gordo bonachón llenara sus calcetines con un nombramiento en forma de regalo aunque no llevara moñito.
Ya hablando en serio, que triste espectáculo dieron esos abogados al prestarse como marionetas a un juego con dados que ya venían cargados desde mucho antes.
El descarte de 160 candidatos en la primera ronda se dio IPSO FACTO, sin conocerse a fondo el criterio por el cual la comisión revisora los cortó de tajo.
Las 13 ternas que quedaron finalmente, cumplieron su papel de mostrar que fue con la democracia como finalmente resultó un ganador con la votación ejercida por los diputados y las diputadas, quienes en forma secreta y a través de papeletas decidieron quien era el favorecido.
Días antes del 13 de noviembre varios medios de difusión publicaron a través de las columnas políticas la lista completa de ganadores con aciertos del 100 por ciento.
Estuve presente en la sesión del congreso donde se realizó el teatrito y me salí asqueado de lo que presencié. Un César Jáuregui inflado de poder, pavoneándose por el escenario con la sonrisa burlona en los labios como artista de palenque., Un Rodrigo de la Rosa con suficiencia como diciendo, "aquí nomás mis chicharrones truenan, una América Aguilar muy activa sirviendo como siempre de palera, en fin, párele de contar.
El problema que yo veo, es que los 13 ungidos llegan al Supremo Tribunal a impartir justicia, no en beneficio del demandante de ésta, sino por compromiso con quienes los, y las llevaron ahí.
No dude usted que en el desarrollo de su función se seguirán cometiendo muchas injusticias. Al tiempo.

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