La homosexualidad y la Biblia


Oder Yemal Santana

En principio debo decir que no encontré un solo apartado en la Biblia donde se haga referencia a la homosexualidad, y la razón es que dicho concepto se empezó a acuñar apenas en el siglo XIX por lo que ni en el testamento  hebreo ni en el griego se habla del tema, ahora bien, como señala el pastor luterano Carlos Eduardo Bonilla, en la Biblia es común encontrar la palabra “sodomita”, término que la Iglesia católica suele asociar a la homosexualidad, pero que en cambio, según refieren varios investigadores, este término en realidad se usa para referirse a los “prostitutos sagrados”  quienes ejercían la prostitución en templos sagrados según la palabra Kadesh (sagrado) se traduce como nativo de Sodoma. (Prostituto sagrado).

Contrario a lo que asegura la iglesia católica, estos “prostitutos solían acostarse con mujeres dado que como culto pagano eran ritos de fertilidad. Ahora bien, otros interpretes aseguran que aquel pasaje donde Lot da asilo a los dos ángeles, es clave para ubicar el tema de la homosexualidad dentro de las escrituras, no obstante aquí la única prueba, por así decirlo es la palabra “Conocer”,  según Ph.D. Daniel Selminiak, en el mencionado relato cuando los hombre de Sodoma llegan a la casa de Lot buscando a los visitantes, diciéndole a éste que los querían conocer, Lot les suplica que no les hagan daño, que en cambio él les ofrece a sus hijas que no han “conocido” hombre aún para que hagan con ellas lo que quieran.  Dicen los estudiosos de la Biblia que en ésta la palabra “conocer” comúnmente se asocia a “tener relaciones sexuales”, recuérdese cuando el ángel le dice a Maria que será la madre de Jesús, esta le responde “Como puede eso suceder si yo no he conocido hombre. En tal sentido cuando Lot ofrece a sus hijas y les advierte que éstas no han conocido hombre alguno, en realidad les está sugiriendo tener relaciones con ellas como forma de evitar la agresión a sus visitantes, ¿pero que tipo de agresión? ¿Acaso se refería a un encuentro sexual? Eso es difícil de saber, pero cómo el mismo Selminiak afirma, ¿porqué Lot ofrecería a sus hijas como esclavas sexuales sólo por defender a sus visitantes a sabiendas de lo costos que resultaría, ya que nadie querría casarse con ellas? Entonces no será posible que los hombres de Sodoma simplemente quisieran conocer, saber quienes eran estos visitantes, y no es posible que ésta referencia a las hijas de Lot no haya sido sino el reflejo del temor surgido en éste ante la muchedumbre acostumbrada poco a la presencia de visitantes. Ahora bien, aún si se tratara de una connotación sexual, para muchos intérpretes de la Biblia, el término de Sodomita, no se refiere al acto sexual contra dos hombres, sino al abuso en sí y a la inhospitalidad.

Pero ahora bien, esta claro que no resultará fácil ni para unos ni para otros ubicar o no en boca de dios una condena hacia la homosexualidad. Lo que si es verdaderamente condenable es la doble moral en los hechos y en el discurso de las diferentes iglesias, particularmente del catolicismo sobre el tema, de entrada preocupa mucho la intolerancia y la “inhospitalidad” de los jerarcas de ésta iglesia contra los homosexuales;  su falta de piedad y el odio expresado en sus discursos cuando los llaman despectivamente “Maricones”. Contradictoriamente son muchos los casos de miembros de esta institución quienes han sido denunciados por actos de abuso sexual contra niños y jóvenes de su mismo género, y en muchos de los casos faltando a la hospitalidad, agrediéndolos cuando estaban bajo su techo, en iglesias y albergues, pero ahí, a la iglesia lo que le preocupa es el abuso cometido por un  miembro de su grey y no el acto homogenital en sí, es decir, utiliza con diferente criterio aquel pasaje, dándole aquí sí mayor peso al abuso que al acto homosexual. Por otro lado preocupa como la propia iglesia nuevamente como el pasaje de Lot, vuelve a ofrecer a las mujeres como objeto solo para evitar la supuesta ofensa a dios, es decir, que en aras de evitar la aberración del acto sexual entre iguales, ofrece a las mujeres como el objeto de dios a los hombres para su disfrute sexual, olvidando el amor, el respeto y todos los atributos que deben invocarse en el acto sexual, y que no están exentos en las relaciones homosexuales.

En lo personal,  más me preocupan las acusaciones de los  representantes del vaticano, contra miembros del estado mexicano, autoridades electas democráticamente por las leyes mexicanas, diciendo que éstas obedecen a intereses extranjeros y que debido a ello aprobaron la adopción de parejas homosexuales. Me pregunto yo, ¿acaso estos individuos no responden a la autoridad del ESTADO VATICANO?  ¿no son por lo tanto estos quienes obedecen a intereses extranjeros? Creo firmemente que el debate sobre el tema debe existir, que en ello debe prevalecer la libre expresión de las ideas, pero en ningún caso debe permitirse el abuso de las libertades, la calumnia y la insidia, y menos debe permitirse la violencia flagrante a la Constitución al permitir la intromisión de la iglesia en la vida política del país, y la intromisión de un gobierno extranjero como El VATICANO en asuntos propios de nuestras instituciones como lo es la Suprema Corte de Justicia de la Nación, quien por otro lado más que un voto de censura contra algunos representantes de la iglesia católica, debería hacer respetar su investidura y promover que se castigue con todo el peso de la ley a quienes atentan contra nuestra Carta Magna y contra las libertades de los ciudadanos a favor de la moral de una nación extranjera.

Su opinión sobre la homosexualidad es respetada y respetable, como la de todo ciudadano, pero sobrepasar el ámbito de una opinión al hacer imputaciones y crear caos y revueltas contra el Estado Mexicano en la investidura de sus representantes, es violar las leyes mexicanas y debe ser penado, como se hace contra los rebeldes ideológicos, como se ha encarcelado a cientos o miles de mexicanos, como se persigue a las guerrillas y a los grupos revolucionarios; es decir o se mide a todos por igual o se legaliza la rebelión, con fines ideológicos y morales.

Es claro que la Iglesia Católica desprecia a la ley y al Estado Mexicano, ellos como se lee en (Gálatas 2:16:17) “hemos creído en Jesús el mesías, para ser justificados por la fe en el mesías y no por las obras de la ley, ya que por las obras de la ley nadie será justificado” sólo se rigen por dios y sus representantes en la tierra, y lo seguirán haciendo mientras las autoridades se los permitan. ¿Dónde Juárez? ¿Dónde Lerdo? ¿Dónde aquellos que murieron al parecer en vano?

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