Persecución de policías desatada en Juárez


Aquí y Ahora / Libertad/ Ciudad Juárez/ Bernardo Javier GARCIA MEDINA.- Luego del asesinato de cuatro policías municipales, atentados contra otras corporaciones y el repunte de los delitos de alto impacto, no hay más que aceptar que al gobernador y al presidente Municipal juarense, se les calentó la plaza.
Todo viene relacionándose hasta llegar a la petición de dotar de escoltas a Julían Leyzaola y a Murguía Lardizábal al concluir sus respectivos encargos públicos.
Se habla de 10 a veinte guardias para cada uno. Los dineros varían, dependiendo de quien maneje la información.
Durante la gira del mandatario estatal por la frontera, es que en menos de una hora mataron a dos uniformados municipales.
El miedo, la descoordinación, aunado al coraje e incapacidad de realizar un despliegue táctico correcto, se tradujo en tres choques diversos de patrullas por la ciudad. Hubo escamaruzas, detenciones, persecuciones y un mundo de eventos no del todo claros.
Detenciones arbitrarias justas o no, legales o no, correctas o no, dejaron consigo la versión de que había siete detenidos con relación a los asesinatos de elementos policiales.
Pero todo eso fue un distractor.
Fue para desviar la atención. Mientras el gobernador y todos estaban en el besamanos y pasarela gigantezca de la Rodadora, se daba un presunto enfrentamiento con uno de los narcotraficantes que operaba desde hacía más de veinte a;os en el Valle de Juárez con droga, secuestrando, matando y nadie lo quería o deseaba ver.
Supuestamente un personaje, que en varias ocasiones casi es apresado por Leyzaola: el casi es lo que está usted pensando exactamente.
Simplemente, el tipo apodado como el ingeniero caía batido bajo las balas del ejército nacional.
En ese mismo momento, hubo varias unidades-clonadas- que pusieron a parir changos a los guardias, madrinas y escoltas del gobernador, del embajador de Estados Unidos en México y de otros personajes: no podían sacar los muebles sin correr riesgos graves.
Ellos mismos reconocieron quie había que entretener en el museo interactivo a los  asistentes.
Oficialmente se decía que el valle estaba en paz, no hay peligro, no existen narcos y todo es belleza y dulzura.
Los habitantes y los pueblos fantasmas saben que no es cierto.
Empero, los distractores, cortinas de humo y el desaparecer una situación con meras declaraciones, ha provocado tanto encono que las muertes, ajustes y atentados contra los policías de todos los niveles será la constante en los tiempos venideros.
Se habla de traiciones, vendettas, fallas, pero eso en el mundo criminal siempre ha pasado entre los que dicen guardar el orden y darle seguridad a la ciudadanía con los que intentan quebrarla.
Que se calentó la plaza, claro que si y de qué manera..Decir lo contrario es hasta peligroso en estos momentos.

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