Miguel Jurado y los filisteos
Por Jaime García Chávez
Bajo los soles del PRI y el PAN no hay nada nuevo. Desde hace buen tiempo son las dos casas de la derecha política. Hay muchas vidas paralelas en ambos partidos que así lo prueban.
Provienen de la misma matriz: católicos, clericales, conservadores, económicamente elitistas, hambrientos de poder, aspirantes a formar parte de la clase política, neoliberales; por ende, no es extraño que se unan aunque luego resulte extraño que lo hagan con fines electorales, simple matiz en no pocos casos. Y ni a matiz llega cuando el candidato lo mismo se le puede encuadrar en un lado que en el otro. Hay ejemplos memorables: ¿Cuál es la diferencia entre un Patricio Martínez y un Ramón Galindo en 1998? Ninguna. ¿Cuál, entre Carlos Borruel y Alejandro Cano? Ninguna. Quizá unos vayan al Casino, otros al Club Rotario, unos a la Adoración Nocturna y otros al Movimiento Familiar Cristiano, y los más a los Caballeros de Colón con sus damas Vicentinas. Políticamente son miembros de una misma familia. Pero luego tiende a ser una familia monolíticamente abigarrada, al grado de que ya no les gusta ni la competencia electoral, principal aportación del viejo gomezmorinismo en desuso, si nos atenemos a la declaración de Miguel Jurado en su reciente entrevista con el cacique mayor y con el testigo de calidad, Alberto Terrazas Seyffert. Miguel Jurado dijo: “Lo mejor para mí sería que en Parral no hubiera ya competencia electoral partidista por la búsqueda de la Presidencia”. Más coherente resultaría este programa: que se estableciera una casa dinástica, con sangre duartista de origen, corte migueliana y pajecillos a granel. Todo un cuento de castillos encantados y bucólicas escenas parralenses y ballezanas, con princesitas, blanca nieves y sus enanitos y, por qué no, con sapos y besos mágicos.
En mi viejo libro de notas apunté una aparecida el 4 de marzo del año 2008 en el periódico que, insisto, cuyo nombre no quiero recordar, en la que Miguel Jurado, entonces diputado local, se opuso a las campañas de desprestigio emprendidas contra Juan Blanco, exalcalde panista, e inventor –¡vaya genialidad!–, de las pizzas cuadradas. Entonces advirtió a Reyes Baeza: “Vamos a comenzar a escarbarle al gobierno del estado y a los gobiernos priístas, para sacarles todos sus trapitos al sol, puesto que son gente más corrupta que nosotros (sic)”. Para concluir: “Es cierto que hay gente que se ha corrompido en las filas de Acción Nacional”. O tempo, o mores, vaya este latinajo sin el incienso ad hoc que se quema en las casonas de los obispados, entre libaciones de chocolates, rompope y vino de consagrar.
En el regocijo de ver transitar el mundo desde la ventana, este pequeño suceso me recordó la fábula de Augusto Monterroso que lleva por nombre Sansón y los filisteos:
Hubo una vez un animal que quiso discutir con Sansón a las patadas. No se imaginan cómo le fue. Pero ya ve cómo le fue después a Sansón con Dalila aliada a los filisteos.
Únete siempre a los filisteos.
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