La masonería vaticana trás la renuncia del Papa


Por Oder Yemal Santana
Si bien dicha teoría proviene de las diferentes evidencias encontradas por el periodista Daniel Estulin, en las cuales, entre otras cosas asegura existe una poderosa red interna de masones que controlan amplios y variados niveles dentro de la jerarquía católica.
Y para los cuales el papa Benedicto XI resultaba muy incómodo por su radicalismo y por su posición antagónica hacia muchas sociedades secretas dispersas por el mundo, y muy particularmente la masonería y el Opus Dei, lo cierto es que tal descubrimiento era ya un secreto entre voces desde hace ya muchos años, de hecho, ya en a finales de la década de los setenta a sólo 13 días después de la elección de Juan Pablo 1, la revista Op dio a conocer 121 nombres de prelados y otros altos cargos vaticanos de supuesta afiliación masónica a través de un artículo denominado «La Gran Logia Vaticana».
En él señala que el Papa encargó al cardenal Benelli que llevara a cabo una investigación sobre el impacto, hecho que se vio frustrado tras la muerte del Papa y que dio pie por supuesto a diversas conjeturas entre las que estaba un complot masónico encabezado por el propio Jean Villot y el grupo P-2 conformado por aquellos que pertenecían a la mencionada lista y que sentían amenazados sus intereses. El propio Jean Villot promovió el nombramiento del Papa Wojtila y continuó como secretario de Estado hasta su muerte.
Muchos libros igualmente han abordado este asunto de los masones infiltrados en el Vaticano y su supuesta lucha por hacerse con el poder dentro de la Iglesia. Bajo el seudónimo de Los Milenarios, monseñor Marinelli, en su libro “Via col vento in Vaticano”, editado en España como El Vaticano contra Dios (1999), habla de diversos miembros de la curia a los que atribuye filiación masónica. No obstante como bien se cuestiona José Rodríguez en su libro “MASONERÍA AL DESCUBIERTO” Capitulo 21/ 2006 ¿Qué ganaría la masonería infiltrándose bajo los faldones de cardenales y de otros de su especie? Y se responde: “Para quienes conocen la masonería y la Iglesia católica, la respuesta sería, ¡nada en absoluto! En caso de que la masonería se dedicase a esos juegos, perdería miserablemente su tiempo, dinero y esfuerzo.”
Ciertamente es sabido de la presencia de importantes masones dentro de la estructura papal desde décadas atrás, presencias que son una constante asimismo en muchas otras instituciones políticas, económicas y sociales, pero esto dista mucho de ser un maléfico plan orquestado para apoderarse del mundo. La presencia de masones ha dado una perspectiva distinta históricamente al desarrollo de la humanidad y seguramente lo seguirá haciendo, sin que esto implique complotar para derribar a un Papa o a cualquier otro personaje notable.
Nada hay peor que los fanatismos, esos que llevaron al Cardenal, Silvio Oddi, a proponer que el cónclave de sucesión de Juan Pablo fuese público en lugar de secreto, a fin de que pudiese verse por quien y bajo qué criterio votaba cada cardenal para descubrir así la intriga masónicas. Seguramente que en muchos Cardenales y altos mandos de la estructura papal ahora mismo debe estarles atormentando la duda y el temor de la llegada al poder de la Iglesia católica un Papa masón. Sí, un liberal como sucesor de Pedro y heredero de San Pablo.

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