DEPORTES / HAY QUE DECIRLO...

Tuve oportunidad de ver la pelea que desde Tuxtla Gutiérrez escenificaron Ramón, " el inocente" Álvarez y el hijo de la leyenda Omar Chávez.
Siempre he pensado que del clan Chávez Omar era el que menos futuro tenía dentro del deporte de las orejas de coliflor" y el tiempo me ha dado la razón.
Si ya de por sí llevar el apellido Chávez es una tremenda loza sobre la espalda de los retoños y no porque tengan siquiera la obligación de imitar lo que consiguió su padre Julio César Chávez, lo que resulta injusto para ellos, sino porque en el supuesto caso de que voluntariamente hubieran escogido esa profesión, lo menos que podrían hacer es dar su mejor esfuerzo para agradar a esa noble afición que todavía se gasta unos pesos para verlos pelear.
Bueno, la de Omar creo que no llegó ni a pelea por el pobre espectáculo que ofrecieron tanto él como Ramón Álvarez, quien también se vio fuera de forma y sin condición.
Creo que Omar debería ir viendo otra actividad para el futuro ya que en el box seguirá arrastrando la cobija, reafirmando la creencia que muchos compartimos, de que no le gusta el BOX.
Ramón " Inocente" Álvarez tiene una opción muy limitada, puede aspirar a algo importante si da marcha atrás a su indolencia y se entrega con fervor a esa peligrosa actividad.
Triste imagen la de Julio César Chávez quien se ve que sufre por el ridículo que hacen sus hijos demostrando que no tiene ninguna influencia sobre ellos, porque si la tuviera ya los habría hecho retirarse.
El tiene todo un mural donde mostrar sus logros y lo que hizo, sus hijos si acaso llegar a llenar una estampilla de correos.