Comió 120 clavos, vidrios, agujas y tachuelas, y vivió para contarlo

El hombre padece de una enfermedad mental que pudo haberlo llevado a ingerir los objetos peligrosos.


Resulta difícil creer que alguien podría comerse un clavo sin arrepentirse inmediatamente después y peor aún que pudiera repetir la acción dos o tres veces... y de 120 ya ni hablamos, pero sucedió. 
Los médicos de un hospital en Etiopía extrajeron del estómago de un paciente de 33 años, 122 clavos de 10 centímetros de largo, dos agujas, pedazos de vidrio y varias tachuelas. 
Dawit Teare uno de los cirujanos que trabajaron en el caso, explicó que "el paciente sufre de una enfermedad mental y hace dos años dejó de tomar los medicamentos" y dijo que esa puede ser la razón por la que comenzó a consumir esos objetos. 
Teare precisó que por suerte esos objetos no lastimaron al hombre pues si alguno hubiera hecho una lesión interna le podría haber provocado su muerte.
El cirujano señaló que ya había operado a pacientes con problemas psíquicos que habían consumido objetos cortantes, pero nunca en esta cantidad.

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