Percepción Ciudadana

Ernesto Avilés Mercado/Tribuna Ciudadana

Con los acontecimientos de violencia que se han registrado en las últimas semanas, donde por igual han sido presas de violencia personas de nuestra comunidad, entre ellos un seminarista, una niña de apenas 16 años de edad, otra persona secuestrada que se asegura fue rescatada por personal de la Fiscalía, aunque otras fuentes refieren que fue él mismo el que se liberó; el hecho es que nuevamente la inseguridad se incrementa de manera alarmante en todos los rincones del Estado.
El Arzobispo Constancio Miranda, a raíz del homicidio del seminarista Samuel Gustavo Gómez, dijo que nos encontramos en un total estado de indefensión, donde no hay paz, que en Chihuahua vivimos en una permanente zozobra y que de plano no sabemos ya, de dónde agarrarnos.
Estas expresiones, no deben considerarse como ataques al Gobierno, ni mucho menos a César Duarte; debemos tomarlas como una llamada de atención para todos que tenemos una familia y que todo acto de violencia que se presente en contra de cualquiera, es también un atentado hacia nosotros.
Los programas de seguridad instituidos por las autoridades de cualquier nivel de Gobierno, si no contemplan la participación de la ciudadanía, están destinados al fracaso.
De los errores que permanentemente se presentan, destaca el que considera que por medio de la fuerza y supuestos actos de inteligencia criminal, es como se podrán abatir los altos índices de violencia e inseguridad.
En Chihuahua está más que claro que existe el deseo, compromiso y responsabilidad por parte del Gobernador César Duarte para enfrentar los grandes problemas que tenemos como sociedad.
Sin embargo, esto no ha sido suficiente, aunque es innegable que han existido avances, la percepción ciudadana todavía sigue considerando que la violencia es el principal problema que las autoridades deben resolver.
Estamos más cerca de terminar la administración y dos de las grandes acciones que se proyectaron para la entidad, como es el abatimiento de los niveles de inseguridad y la modernización del transporte público, continúan sin resolverse del todo.
El llamado Vivebus, donde se invirtieron sumas altísimas del presupuesto estatal, cuenta con una infraestructura importante y realmente es un sistema eficiente y moderno, sin embargo, el factor humano, con el choque de intereses de los sindicatos, los concesionarios, los choferes y del propio Gobierno del Estado, ha empantanado toda negociación tendiente a erradicar viejos vicios que durante décadas han establecido la completa anarquía dentro del transporte urbano.
Está claro que quien gobierna Chihuahua, debe contar con un equipo de colaboradores eficientes, capaces y responsables, pero con los resultados que se han observado en la mayoría de las acciones que se llevan a cabo, no tenemos más que concluir que también conviven funcionarios inútiles, incapaces e irresponsables, que solamente van por el cheque y que por amistad, compromiso o complicidad, quedarán pegados a la gran ubre del gobierno, por lo que resta de la administración.
La decepción social que han generado los integrantes del PAN  en el Congreso del Estado, no tiene para cuando cambiar; los esfuerzos por pretender hacer creer que están a favor del Pueblo en sus debates, no convencen a nadie, porque sus intereses están enfocados en apoyar a quien les permita continuar con sus privilegios, a partir del proceso electoral interno.
La total hegemonía, el control absoluto y el poder omnímodo del Gobernador no es lo mejor para la democracia; ni mucho menos para una sociedad que cada vez más se manifiesta demandante y exigente de obras de beneficio común y no solo declaraciones periodísticas; de hechos de gobierno que tengan que ver con un mejor vivir para todos y no solo de estrategias mediáticas que elevan al mandatario Estatal como Farol de la República y obscuridad en Chihuahua.
Uno de los escenarios que se están planteando ya para la sucesión de César Duarte, dependerá mucho del triunfo de Gustavo Madero en el PAN, ya que ha sido un excelente alfil en los propósitos del Gobierno de Peña Nieto y se maneja que puede entrar en una negociación para que el PRI presente un candidato a modo para que Madero le pueda ganar en las urnas.
Se habla de muchos perfiles políticos, que pueden ser buenos o adecuados, sólo que en Chihuahua el único que brilla es el Gobernador, y atendiendo a su máxima de que el Poder sirve para Poder, es seguro que cuando se dé cuenta de que va de salida y que debe de proyectar a quien lo sucederá, pueda ser demasiado tarde.
César Duarte ha cambiado mucho la percepción ciudadana en Chihuahua; la simpatía que generó en el principio de su administración se ha opacado considerablemente, al grado de que las rechiflas y exclamaciones de descontento lo persiguen en cada parte del Estado donde se presenta, incluso en el mismo Parral.
Maquiavelo recomendaba que la gente le tuviera respeto y miedo al Gobernante, pero en el caso de Chihuahua, lo que se presenta es totalmente inédito, porque viene de más a menos, primero en forma gradual, pero conforme pasa el tiempo, es ya de caída libre.
Personalmente considero que César Duarte es un hombre bien intencionado, que ama profundamente sus raíces y que busca lo mejor para Chihuahua, pero desgraciadamente el entorno que construyó, donde su voz en la única que se escucha, lo ha divorciado totalmente de la ciudadanía que representa; también estoy convencido de que puede llegar a ser el mejor Gobernante de Chihuahua, sólo que para eso, debería de hacer mucha obra; mínimamente las presas que anunció hace más de tres años, carreteras y otras muchas más que se desconocen, o que si existen, pues que comience a darlas a conocer, no a nivel nacional,  sino aquí en su Estado, donde todavía es Gobernador.
Para toda obra se requieren recursos, desgraciadamente, en menos de tres años se acabó el presupuesto de seis y pensar en otro préstamo, sería superar lo hecho por Moreira en Coahuila, aunque gobernar Chihuahua, sólo se hace una vez…

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