Editorial
La reforma migratoria que está a punto de aprobarse en el Senado de Estados Unidos con el aval del Presidente Barack Obama, y con el concurso de Demócratas y Republicanos, es a todas luces injusta e inhumana, además de atentatoria para los derechos humanos.
Desde la reelección de Obama, se planteó la posibilidad de revivir la reforma migratoria que anteriormente ya había fracasado en el 2007 por la división antagónica de opinión entre el Partido Demócrata y el Partido Republicano.
Es el caso que hoy, Obama esté de acuerdo con la propuesta republicana que podrá darle los votos necesarios en el Senado para lograr que se apruebe la reforma, que implicaría la regularización de más de 11 millones de indocumentados, pero a un costo muy alto que conlleva a la desintegración de familias enteras para lograr una posible regularización en un plazo larguísimo de más de 10 años.
El número de deportaciones se mueve entre millón y medio por año, lo que equivaldría a casi 6 millones de deportados en los últimos cuatro años.
¿Qué contiene la reforma?
1) Militarizar aún más la frontera aumentando de 20,000 efectivos quye actualmente existen a 40,000.
2)Construir en 700 millas más el muro que actualmente existe para blindar la frontera.
3) La propuesta contempla la utilización de recursos por 50,000 millones de dólares.
4) Utilización de Drones y de la más alta tecnología para frenar el cruce de inmigrantes.
5) Endurecer el trato con los indocumentados para desalentar el deseo de cruzar al otro lado.
Entendemos que todo lo anterior lo acepte Obama como la única opción de sacar adelante la reforma, pero lo que se nos hace imperdonable, rayando en cobardía, es que el gobierno de Enrique Peña Nieto permanezca callado convirtiéndose en cómplice de tal atrocidad.
Por su lado, el Senado Mexicano, a quien le correspondería también dar a conocer su postura de oposición a esa medida, permanece callado en actitud sospechosa.
La reforma migratoria que se pretende aprobar, traerá perjuicios además de los migratorios, en el cruce e intercambio comercial entre las dos naciones, en las relaciones bilaterales y de cooperación México - Estados Unidos, y en otros aspectos que aún están por verse, como los actos de criminalización que han costado la vida a muchos mexicanos al intentar cruzar.
Pensar que con la reforma se detendrá el flujo migratorio es ingenuo pensarlo.
Mexicanos, latinos, y de otras nacionalidades intentarán cruzar aún a costa de lo que sea.
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