Cápsulas Culturales

Qué cierto es que los humanos nos cegamos para ver nuestros defectos, y en ocasiones hasta los achacamos a los demás. Hay un chiste que conviene recordar, no tanto por lo gracioso, que sí lo es, sino por el mensaje que encierra: “Ocurre un individuo al consultorio del médico otorrino. -Doctor, quiero apartar cita para traer a mi esposa. Cada día está más sorda y ya casi no podemos hablar. -Traigamela mañana -indicó el médico- pero antes quiero que haga una pequeña prueba. Hoy, al llegar a su casa, colóquese a cinco metros atrás de su esposa, y hágale una pregunta. Si no recibe respuesta, repita la pregunta a tres metros, y luego a uno si tampoco le contesta. Si aún así no lo hace haga finalmente la pregunta frente a ella. Mañana me comunicará el resultado.
Cuando llega el tipo a su casa, a 5 metros como le indicó el médico, dice: -Vieja, ya llegué. ¿Qué hay de cenar? -No hay respuesta, y repite la pregunta a 3 metros y luego a uno, sin resultado. Ya frente a ella, vuelve a preguntar ¿Qué hay de cenar?- La señora levanta lentamente la cabeza y contesta: -Hay pollo; y es la cuarta vez que te lo digo.