Abstencionismo: el gran ganador de la contienda electoral
Por Valentín Ramirez Llanes
No hay asomo de duda, con una votación de 32.98 por ciento de votantes en el proceso electoral en el estado de Chihuahua, no queda otra alternativa más que declarar al abstencionismo como el gran ganador de la contienda electoral. Y en lo que a la competencia partidaria se refiere, el PRI como partido se lleva la gran mayoría de las alcaldías y diputaciones en juego.
Con un abstencionismo de 64.02 por ciento en el estado, al momento de casi cerrar el cómputo final, lo que deja apenas un cercano a 900 mil electores votantes, de un padrón de más de dos millones y medio registrados en el Instituto Estatal Electoral, se da pauta para revisar de manera crítica y analítica este fenómeno, que superó negativamente al abstencionismo de la elección pasada que superó al 40 por ciento.
Ahora la historia se repite, pero se empeora. Solo el 35.98 de electorales salieron a votar en un proceso muy desnutrido, poco asistido por la ciudadanía, sin interés público ni movimientos alegres y entusiastas como solía suceder.Todo seguramente derivado de la decadencia evidente del sistema de partidos, donde el cambio de camisetas, la desvergüenza en el truque de personajes de los partidos para contender por otros, que poco o nada tiene que ver con su ideología partidaria de origen, se han encargado de retirar de las casillas a la ciudadanía.
Podemos asegurar muchas cosas, que no hubo propuestas atractivas, que faltó tiempo para las campañas. Ni lo mande Dios. Si así la repetición cansada y permanente de anuncios ridículos y huecos a través de los medios de comunicación ya hastiaba hasta el cansancio, se imagina la ampliación de este periodo, sería la ignominia total.
Hay que revisar más a fondo la falta de interés de la gente para ir a votar. Cómo quieren los partidos y candidatos que la vituperada ciudadanía se anime a salir a las casillas, cuando por un lado se derrochan recursos económicos y materiales en aras de mostrar avances en los servicios básicos que no llegan, y la gente vive momentos desesperados, sin trabajo, mucha gente en condiciones de pobreza, sin agua, sin servicios básicos mínimos, usted cree que tendrán tiempo de pensar a quién van a entregar su voto, para que al final ni lo reconozcan.
Difícil. Hay que recordar que las condiciones económicas, sociales y materiales que tiene la sociedad en su momento, son factores importantes que los pueden mover a actuar, ya sea para bien y acudir a votar o apoyar a la autoridad en su programas y propuestas, o bien dejar de asistir y de plano reprobar y mantenerse apáticos frente al enriquecimientos de los favorecidos y la desvergüenza de los partidos.
Súmele a esto la violencia en varios municipios, y la cosa empeora. Nadie quiere salir a votar en regiones serranas, por ejemplo, donde la violencia ha sido la tónica.
No hay asomo de duda, con una votación de 32.98 por ciento de votantes en el proceso electoral en el estado de Chihuahua, no queda otra alternativa más que declarar al abstencionismo como el gran ganador de la contienda electoral. Y en lo que a la competencia partidaria se refiere, el PRI como partido se lleva la gran mayoría de las alcaldías y diputaciones en juego.
Con un abstencionismo de 64.02 por ciento en el estado, al momento de casi cerrar el cómputo final, lo que deja apenas un cercano a 900 mil electores votantes, de un padrón de más de dos millones y medio registrados en el Instituto Estatal Electoral, se da pauta para revisar de manera crítica y analítica este fenómeno, que superó negativamente al abstencionismo de la elección pasada que superó al 40 por ciento.
Ahora la historia se repite, pero se empeora. Solo el 35.98 de electorales salieron a votar en un proceso muy desnutrido, poco asistido por la ciudadanía, sin interés público ni movimientos alegres y entusiastas como solía suceder.Todo seguramente derivado de la decadencia evidente del sistema de partidos, donde el cambio de camisetas, la desvergüenza en el truque de personajes de los partidos para contender por otros, que poco o nada tiene que ver con su ideología partidaria de origen, se han encargado de retirar de las casillas a la ciudadanía.
Podemos asegurar muchas cosas, que no hubo propuestas atractivas, que faltó tiempo para las campañas. Ni lo mande Dios. Si así la repetición cansada y permanente de anuncios ridículos y huecos a través de los medios de comunicación ya hastiaba hasta el cansancio, se imagina la ampliación de este periodo, sería la ignominia total.
Hay que revisar más a fondo la falta de interés de la gente para ir a votar. Cómo quieren los partidos y candidatos que la vituperada ciudadanía se anime a salir a las casillas, cuando por un lado se derrochan recursos económicos y materiales en aras de mostrar avances en los servicios básicos que no llegan, y la gente vive momentos desesperados, sin trabajo, mucha gente en condiciones de pobreza, sin agua, sin servicios básicos mínimos, usted cree que tendrán tiempo de pensar a quién van a entregar su voto, para que al final ni lo reconozcan.
Difícil. Hay que recordar que las condiciones económicas, sociales y materiales que tiene la sociedad en su momento, son factores importantes que los pueden mover a actuar, ya sea para bien y acudir a votar o apoyar a la autoridad en su programas y propuestas, o bien dejar de asistir y de plano reprobar y mantenerse apáticos frente al enriquecimientos de los favorecidos y la desvergüenza de los partidos.
Súmele a esto la violencia en varios municipios, y la cosa empeora. Nadie quiere salir a votar en regiones serranas, por ejemplo, donde la violencia ha sido la tónica.
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