Coletazos sexistas de fin de sexenio



Victor Quintana / El animal está herido de muerte, bien lo sabe. Por eso da coletazos sin ton ni son,  tan torpes cuanto violentos. No me refiero a una persona, sino a una forma de gobernar, a un régimen.

La semana pasada, la mejor funcionaria del gobierno de Duarte, de lo poco rescatable,  la Lic. Emma Saldaña, directora del Instituto Chihuahuense de la Mujer fue víctima de una agresión pública. El autor fue el Secretario de Fomento Social, José Luis García. En un acto público, el funcionario que no puede controlar ni siquiera su temperamento, le gritó a la Lic. Saldaña e incluso llegó a estrujarla porque no le pareció algo que ella dijo o hizo.

En su mareo de prepotencia, el Lic. García no tomó en cuenta que la Directora del Instituto ha mantenido una excelente relación con el Movimiento Estatal de Mujeres. Y aunque no la hubiera tenido, una agresión de ese tipo, así fuera a la más sumisa y gris de las funcionarias, no iba a ser pasada por alto. Por eso, las mujeres organizadas aprovecharon la primera oportunidad que se les presentó para denunciar el mal trato de quien se supone encabeza la política social en el Estado…o lo que trata de asemejarse a ella.

Eso fue durante el Informe de la Lic. Saldaña al frente del Instituto, el pasado 29 de febrero. En el presídium se encontraban, además de ella, el titular de la Secretaría de Fomento Social, el Secretario de Gobierno, el Secretario Particular del Gobernador, entre otros. Cuando a nombre del Movimiento de Mujeres intervino la Lic. Lucha Castro denunció con todas sus letras la violencia institucional ejercida por José Luis García en contra de la Lic. Saldaña. Acto seguido, un nutrido grupo de mujeres pasó al frente del público y exhibió una manta con la leyenda: “Alto a la violencia institucional: que no te cueste trabajo ir a tu trabajo”.

A pesar de que estas denuncias públicas llamaron poderosamente la atención de reporteras, reporteros, camarógrafos y fotógrafos, no fue así para la mayoría de los jefes de información y directores de medios de comunicación. El Gobierno del Estado y José Luis García pagaron para operar el control de daños, y los hechos fueron acallados por la mayoría de los medios informativos.

Sin embargo, Patricia Mayorga, corresponsal de la Agencia Apro y de la Revista Proceso escribió una excelente cobertura de la protesta de las mujeres, que inmediatamente fue difundida por este medio nacional. Al sentirse más herido, el monstruo respondió con otro coletazo, más torpe todavía: en una nota escrita a traspiés el periódico digital “La Opción” inició una campaña difamatoria contra Patricia. La acusa de malos manejos al frente del Colegio de Periodistas de Chihuahua, de ser panista y  la crítica por “redactar mal” (entre comillas nuestras), pero con una pésima redacción (sin comillas) de la nota.

Las mujeres organizadas reaccionaron de inmediato y lograron que las recibiera el Secretario de Gobierno. Le demandaron poner fin a la campaña contra la reportera Mayorga. Sin embargo, al día siguiente vino otro coletazo sexista:

En el noticiero de Televisa conducido por Carlos Loret de Mola se difundió un reportaje que revela contundentemente lo que Duarte siempre ha negado: que Cuauhtémoc es la ciudad del país con más desapariciones forzadas. La respuesta del Gobierno del Estado fue tan  furibunda como torpe, otra vez: en el mismo diario digital, “La Opción” se arremetió ahora contra las derecho humanistas Lucha Castro y Blanca Gámez, acusándolas sin ningún fundamento de lucrar con las familias de las víctimas de las desapariciones para  que demanden “un fondo de 36 millones de pesos para financiar una cooperativa” en beneficio de ellas.

Con estas calumnias, con estos ataques dirigidos a las  mujeres derecho humanistas y periodistas, el Gobierno de Duarte muestra su creciente deterioro político, social y moral. El funcionario que supuestamente debe encargarse de vigilar por la inclusión y la equidad de género, las vulnera públicamente. Emplean las armas de la cooptación o amenaza a los medios para echarle tierra a sus imperdonables pifias. Y, por si eso no bastara, echan mano de órganos de difusión muy vendidos, pero que se accesan gratis, para poner en práctica  la máxima del ministro de propaganda del nazismo, Joseph Goebbels: “Calumnia, calumnia, que algo queda”.

Los ataques sexistas de fin de sexenio revelan la furia de un gobierno autoritario contra quienes han sido sus más constantes y certeras críticas. Ante los sólidos planteamientos de las mujeres, ante los muy documentados trabajos periodísticos de profesionales como Patricia Mayorga, incluso ante una gestión responsable y con perspectiva de género como Ema Saldaña lo único que puede balbucear son berrinches, desplantes y gacetillas de quinta.
Mal han andado; mal acaban.

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