Sección 8ª vs. Duarte
Oder Yemal Santana
Esta mañana en un acto deleznable, la Sección Octava del SNTE retó abiertamente y sin miramientos al gobernador, y éste en una actitud que avergonzaría al general Francisco Villa, ese que tanto dice admirar, bajó la cabeza y como si no hubiera ocurrido nada.
Desde días atrás se venía cocinando, y me explico: Los honores a la bandera que tradicionalmente se celebran cada lunes en las instalaciones de los SEECH, y que por desgracia no gozan del interés de muchos del personal, siendo apenas un acto, por lo general deslucido y con apenas unos cuantos participantes, este día lucía pletórico, las diferentes jefaturas estuvieron convocando a todo el personal –algo poco usual- para que acudieran puntualmente. Todo estaba dispuesto, el personal se aglutinaba fastidiado en torno al presídium. Toda la plantilla de directores, al menos claro está, aquellos que sólo rinden cuentas a Alejandro Villarreal, se hacían bolita no más por el frío que por la complicidad, junto al director de ceremonias en espera de la fatídica orden.
Miguel Bojorquez, jefe del Departamento de Servicios Regionales, quien encabezaba los festejos, se aproximó al micrófono simulando que daría inicio con los mismos, repentinamente el Prof. Jeremoth Jaques, un oscuro personaje ligado a Alejandro Villarreal, con la autosuficiencia y arrogancia de toda la camada eructada por Elba Esther Gordillo, se le acercó y al oído le dictó el discurso que debía repetir ante la concurrencia: “Debido a una presencia no grata, los honores a la bandera se suspenden”. Así nomás, sin explicaciones, sin dar a conocer el nombre del implicado, que posteriormente se confirmó se trataba nada menos que del propio Director ejecutivo de los SEECH Ezequiel Linares, y ante el asombro de todos los presentes, la ceremonia cívica fue secuestrada por la Sección Octava del SNTE.
Para quienes hemos sostenido que el SNTE como la CNTE fueron creados por el PRI para, por un lado servir a los intereses de la clase gobernante, y por otro mantener a raya la conciencia de los mexicanos mediante su manipulación educativa y desarrollo cultural, lo ocurrido este lunes no resultó extraño, fue sólo una muestra de poder calculado, quizá hasta normado en las bases de este maridaje Gobierno/SNTE desde sus inicios, un margen de negociación donde tanto la CNTE como el SNTE históricamente siempre han utilizado para obtener beneficios, ganancias tales que parecen no tener lleno, aún con Elba Esther Gordillo tras las rejas.
Este día, el SNTE retó públicamente al gobernador, al desconocer al elegido por su Secretario de Educación Pablo Espinosa, evidenció la falta de carácter real del ejecutivo, que sólo muestra el músculo ante el pueblo, ante los desheredados, ante los indefensos; que golpea sin piedad a quienes le piden justicia, pero se retrae ante una institución como la SNTE.
Lo más grave dentro de lo grave que ya es lo ocurrido esa mañana, es que se utilizara los honores a la bandera para facturarle cuentas al gobierno; que un acto cívico, de los pocos que aún representan algo, fuera secuestrado por una camarilla de oficiosos, justamente cuando más baja se encuentra nuestra identidad como mexicanos, cuando más erosionados están nuestros valores y por ende más vulnerable está nuestra sociedad.
Que fuera el SNTE quien una vez más avergonzara a las instituciones educativas nada tiene de extraño, que este instituto, que a lo menos debería estar propugnando por un frente amplio que contrarreste la crisis de humanidad que padecemos, fuera quien acuchillara los preceptos humanistas de Jaime Torres Bodet tampoco debiera sorprendernos ni un ápice, lo que por otro lado sí es de honda preocupación es que una vez que pasara el asombro y cada quien asimilara como pudo la vergüenza, el silencio y la obediencia de todos quienes dócilmente acataron la orden de suspender los actos cívicos reinó en las instalaciones de la Antonio de Montes. Luego sobrevinieron una ola de rumores y decires que sólo se pueden explicar en una institución como los SEECH, cooptada desde hace décadas por el SNTE y sus distintas camarillas, pero también ignorada y abandonada con indolencia, a su suerte por la Secretaria de Educación, quien sólo voltea a verla en tiempo de elecciones.
Ahora mismo el conciliábulo de Alejandro Villarreal está reunido, se sienten fortalecidos por la lección dada a César Duarte, lección común en los gobiernos priistas. Por su parte los trabajadores de la educación sólo se plantean una duda, hacia qué lado de la cama debieran hacerse, ambas conllevan un mal sueño, pero según su experiencia, sólo una les puede quitar algo más que el sueño.
Esta mañana en un acto deleznable, la Sección Octava del SNTE retó abiertamente y sin miramientos al gobernador, y éste en una actitud que avergonzaría al general Francisco Villa, ese que tanto dice admirar, bajó la cabeza y como si no hubiera ocurrido nada.
Desde días atrás se venía cocinando, y me explico: Los honores a la bandera que tradicionalmente se celebran cada lunes en las instalaciones de los SEECH, y que por desgracia no gozan del interés de muchos del personal, siendo apenas un acto, por lo general deslucido y con apenas unos cuantos participantes, este día lucía pletórico, las diferentes jefaturas estuvieron convocando a todo el personal –algo poco usual- para que acudieran puntualmente. Todo estaba dispuesto, el personal se aglutinaba fastidiado en torno al presídium. Toda la plantilla de directores, al menos claro está, aquellos que sólo rinden cuentas a Alejandro Villarreal, se hacían bolita no más por el frío que por la complicidad, junto al director de ceremonias en espera de la fatídica orden.
Miguel Bojorquez, jefe del Departamento de Servicios Regionales, quien encabezaba los festejos, se aproximó al micrófono simulando que daría inicio con los mismos, repentinamente el Prof. Jeremoth Jaques, un oscuro personaje ligado a Alejandro Villarreal, con la autosuficiencia y arrogancia de toda la camada eructada por Elba Esther Gordillo, se le acercó y al oído le dictó el discurso que debía repetir ante la concurrencia: “Debido a una presencia no grata, los honores a la bandera se suspenden”. Así nomás, sin explicaciones, sin dar a conocer el nombre del implicado, que posteriormente se confirmó se trataba nada menos que del propio Director ejecutivo de los SEECH Ezequiel Linares, y ante el asombro de todos los presentes, la ceremonia cívica fue secuestrada por la Sección Octava del SNTE.
Para quienes hemos sostenido que el SNTE como la CNTE fueron creados por el PRI para, por un lado servir a los intereses de la clase gobernante, y por otro mantener a raya la conciencia de los mexicanos mediante su manipulación educativa y desarrollo cultural, lo ocurrido este lunes no resultó extraño, fue sólo una muestra de poder calculado, quizá hasta normado en las bases de este maridaje Gobierno/SNTE desde sus inicios, un margen de negociación donde tanto la CNTE como el SNTE históricamente siempre han utilizado para obtener beneficios, ganancias tales que parecen no tener lleno, aún con Elba Esther Gordillo tras las rejas.
Este día, el SNTE retó públicamente al gobernador, al desconocer al elegido por su Secretario de Educación Pablo Espinosa, evidenció la falta de carácter real del ejecutivo, que sólo muestra el músculo ante el pueblo, ante los desheredados, ante los indefensos; que golpea sin piedad a quienes le piden justicia, pero se retrae ante una institución como la SNTE.
Lo más grave dentro de lo grave que ya es lo ocurrido esa mañana, es que se utilizara los honores a la bandera para facturarle cuentas al gobierno; que un acto cívico, de los pocos que aún representan algo, fuera secuestrado por una camarilla de oficiosos, justamente cuando más baja se encuentra nuestra identidad como mexicanos, cuando más erosionados están nuestros valores y por ende más vulnerable está nuestra sociedad.
Que fuera el SNTE quien una vez más avergonzara a las instituciones educativas nada tiene de extraño, que este instituto, que a lo menos debería estar propugnando por un frente amplio que contrarreste la crisis de humanidad que padecemos, fuera quien acuchillara los preceptos humanistas de Jaime Torres Bodet tampoco debiera sorprendernos ni un ápice, lo que por otro lado sí es de honda preocupación es que una vez que pasara el asombro y cada quien asimilara como pudo la vergüenza, el silencio y la obediencia de todos quienes dócilmente acataron la orden de suspender los actos cívicos reinó en las instalaciones de la Antonio de Montes. Luego sobrevinieron una ola de rumores y decires que sólo se pueden explicar en una institución como los SEECH, cooptada desde hace décadas por el SNTE y sus distintas camarillas, pero también ignorada y abandonada con indolencia, a su suerte por la Secretaria de Educación, quien sólo voltea a verla en tiempo de elecciones.
Ahora mismo el conciliábulo de Alejandro Villarreal está reunido, se sienten fortalecidos por la lección dada a César Duarte, lección común en los gobiernos priistas. Por su parte los trabajadores de la educación sólo se plantean una duda, hacia qué lado de la cama debieran hacerse, ambas conllevan un mal sueño, pero según su experiencia, sólo una les puede quitar algo más que el sueño.
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