Hay que decirlo

La verdad ya no sabe uno que pensar sobre lo que sucede en el box.
¿Por qué esta reflexión?
Por lo que vimos en la pelea del hijo de la leyenda, Julio César Chávez Jr. y el Maravilla Martínez.
En ocasiones anteriores hemos comentado lo que ocurre en todas las organizaciones boxísticas que existen, los intereses de las compañías televisoras con tanto campeón inflados de los millones de dólares que se mueven a través de tan viril deporte.

Volviendo a la pelea del Junior, observamos el desgano, la apatía rayando en la cobardía en todos los rounds, a excepción de los últimos segundos del round 12 en que se pudo ver finalmente que Chávez aspiraba al triunfo.
Martínez, por otro lado, se vio muy superior, acorde a la manera de ser de los argentinos, burlándose de Chávez y haciéndolo verse inofensivo. ¿Sería real esa pelea? ¿No se pactaría de esa manera para preparar la millonaria revancha?
Recordando la historia de este deporte, sabemos que han existido tongos y peleas fraudulentas anteriormente, pero lo que ocurre en nuestros días con decisiones tan absurdas como la que se dio en la última pelea de Márquez y Pacquiao en Las Vegas, y otras muchas, están haciendo que el box deje de ser lo que fue antaño para convertirse en un espectáculo semejante a la lucha libre.

En México el box profesional es practicado en gran medida por personas de bajos recursos y por su misma necesidad son explotados por empresas y promotores utilizándolos como carne de cañón.
Nos llamó la atención, aunque debemos reconocer que no nos extrañó, la noticia de que Julio César Chávez había dado positivo al consumo de marihuana, pero lo que se nos hizo ridículo fue el castigo de 10,000 dólares que le impuso el CMB a través de su presidente José Sulaimán.
“Lástima de deporte”