En respuesta a un voto consciente
Hace ya más de un mes que se celebraron las elecciones federales. En todo este tiempo he reflexionado mucho, he participado en reuniones de evaluación, pero más que nada, he escuchado a mucha gente: personas que me abordan y, para mi sorpresa, me dicen que votaron por la izquierda el pasado 1 de julio.
Gracias a estas personas me he ido confirmando en una convicción: el voto de gente como ellas, por las y los candidatos de la izquierda, encabezados por López Obrador, el voto por un servidor fue un voto libre y consciente. No tuvimos ni el poder ni el dinero, para inducir, comprar o coaccionar un solo sufragio, sobre todo, nunca lo pretendimos. Por lo que me han comentado, el voto que recibimos no fue un voto por un partido, sino por el cambio verdadero, motivado por el hartazgo de todo lo que este querido país ha venido padeciendo.
Por eso, en este espacio quiero en primer lugar agradecer ese voto consciente y, en muchos casos valiente, porque estoy seguro que implicó rompimientos de inercias, de prejuicios, de costumbres. Quiero agradecer a quienes con su apoyo fueron mucho más allá del sufragio: a quienes nos ayudaron –siempre de manera incondicional- con su tiempo, su talento, sus recursos económicos o materiales, con su entusiasmo. Estamos seguros que ese apoyo fue a una causa que nos engloba a todas y a todos y trasciende a los candidatos y a los partidos. La causa de la construcción de la justicia y la democracia en México.
En segundo lugar, quiero responder a las dos preguntas que con más frecuencia me plantean las personas con las que me encuentro: ¿qué fue lo que pasó en estas elecciones? Y ¿ahora qué sigue?
Este proceso electoral que aun no termina porque las condiciones en que se realizó condujeron a este berenjenal, estuvo marcado por la inequidad, el dispendio en el empleo de recursos, por la manipulación mediática y de las encuestas a favor del PRI. Por todo lo que el Movimiento Progresista ha denunciado ante las autoridades electorales y que vamos a esperar –actuando- a que la denuncia se atienda y se aplique la ley para limpiar la elección.
La elección manchada por la inequidad y la ilegalidad fue la cara negra de lo sucedido. Pero hay otra cara muy positiva y esperanzadora. En México la izquierda tuvo la votación más importante de su historia en números absolutos y en Chihuahua, tanto en números absolutos como relativos. Nunca tanto chihuahuense había cruzado las boletas por la izquierda en la cantidad y en la proporción que ahora lo hizo.
Ahora bien, aunque todos los votos cuentan lo mismo y ese es uno de los principios fundantes de nuestra democracia, es necesario aquilatar la calidad de quienes nos beneficiaron con sus sufragios: se trata de gente informada, crítica, consciente, valiente, como ya dijimos. El voto por nosotros fue, además, un voto de la diversidad: nos prefirieron tanto en el medio urbano como en el rural. Nos respaldó un buen número de gente del campo, pero ahora también recibimos muchos votos de la gente de las ciudades. Nos da mucho gusto que nos apoyaron tanto profesionistas jóvenes como amas de casa, como empresarios, jóvenes también, universitarios y gente organizada de las colonias populares. También nos da gusto saber que votó por nosotros gente que siempre votaba por el PRI o por el PAN.
Entonces, a pesar de los pocos recursos, de una campaña austera, el haber obtenido en Chihuahua más del 23% de los votos en la elección presidencial y casi el 17-% en la elección del senado, nos habla del gran potencial de crecimiento que tenemos en Chihuahua.
Y es precisamente esta idea el gozne para entrar a responder la segunda pregunta: ¿y ahora qué sigue?
En primer lugar es necesario limpiar la elección. El Movimiento Progresista ha presentado un recurso para invalidar las elecciones y ha lanzado un Plan Nacional para Defender la Democracia y la Dignidad en México. Es necesario que con nuestras firmas, con nuestra presencia activa apoyemos esta exigencia de ética pública y evitemos que la impunidad se siga enseñoreando de este país.
Esa es la tarea inmediata. Pero es necesario que consolidemos y hagamos crecer lo que con estas elecciones plantamos y construimos en Chihuahua y que no es patrimonio de ningún partido o candidato. Es necesario que empecemos a tejer una trama de quienes creemos y le apostamos al proyecto de nación por el que tanto hemos trabajado.. En primer lugar, es necesario que vayamos conociendo quiénes somos y reconociendo en nuestros aportes y en nuestra diversidad. Que juntos, juntas vayamos reflexionando y decidiendo las formas por las que nos vamos a comunicar entre nosotros y a generar una organización dinámica, democrática, flexible, horizontal y eficaz a la vez. En segundo lugar, es importante que vayamos pensando en las tareas que nos permitan responder a los desafíos que nos plantea nuestra realidad chihuahuense y nacional, de acuerdo a las capacidades y disponibilidad de cada quien. En tercer lugar, que definamos si nos interesa o no participar en elecciones próximas y cómo lo vamos a hacer. Para esto nos v
amos a convocar en las próximas semanas.
Se trata de que no dejemos que se nos escurra entre los dedos la fuerza que se construyó en este proceso electoral, que la aprovechemos construyendo un colectivo nuevo, democrático, fuerte, no centrado en una persona o candidatura, sino en un proyecto de justicia, dignidad y paz. Es decir, algo que empiece a responder a ese voto consciente y comprometido que tantas y tantos chihuahuenses emitieron este primero de julio.
Gracias a estas personas me he ido confirmando en una convicción: el voto de gente como ellas, por las y los candidatos de la izquierda, encabezados por López Obrador, el voto por un servidor fue un voto libre y consciente. No tuvimos ni el poder ni el dinero, para inducir, comprar o coaccionar un solo sufragio, sobre todo, nunca lo pretendimos. Por lo que me han comentado, el voto que recibimos no fue un voto por un partido, sino por el cambio verdadero, motivado por el hartazgo de todo lo que este querido país ha venido padeciendo.
Por eso, en este espacio quiero en primer lugar agradecer ese voto consciente y, en muchos casos valiente, porque estoy seguro que implicó rompimientos de inercias, de prejuicios, de costumbres. Quiero agradecer a quienes con su apoyo fueron mucho más allá del sufragio: a quienes nos ayudaron –siempre de manera incondicional- con su tiempo, su talento, sus recursos económicos o materiales, con su entusiasmo. Estamos seguros que ese apoyo fue a una causa que nos engloba a todas y a todos y trasciende a los candidatos y a los partidos. La causa de la construcción de la justicia y la democracia en México.
En segundo lugar, quiero responder a las dos preguntas que con más frecuencia me plantean las personas con las que me encuentro: ¿qué fue lo que pasó en estas elecciones? Y ¿ahora qué sigue?
Este proceso electoral que aun no termina porque las condiciones en que se realizó condujeron a este berenjenal, estuvo marcado por la inequidad, el dispendio en el empleo de recursos, por la manipulación mediática y de las encuestas a favor del PRI. Por todo lo que el Movimiento Progresista ha denunciado ante las autoridades electorales y que vamos a esperar –actuando- a que la denuncia se atienda y se aplique la ley para limpiar la elección.
La elección manchada por la inequidad y la ilegalidad fue la cara negra de lo sucedido. Pero hay otra cara muy positiva y esperanzadora. En México la izquierda tuvo la votación más importante de su historia en números absolutos y en Chihuahua, tanto en números absolutos como relativos. Nunca tanto chihuahuense había cruzado las boletas por la izquierda en la cantidad y en la proporción que ahora lo hizo.
Ahora bien, aunque todos los votos cuentan lo mismo y ese es uno de los principios fundantes de nuestra democracia, es necesario aquilatar la calidad de quienes nos beneficiaron con sus sufragios: se trata de gente informada, crítica, consciente, valiente, como ya dijimos. El voto por nosotros fue, además, un voto de la diversidad: nos prefirieron tanto en el medio urbano como en el rural. Nos respaldó un buen número de gente del campo, pero ahora también recibimos muchos votos de la gente de las ciudades. Nos da mucho gusto que nos apoyaron tanto profesionistas jóvenes como amas de casa, como empresarios, jóvenes también, universitarios y gente organizada de las colonias populares. También nos da gusto saber que votó por nosotros gente que siempre votaba por el PRI o por el PAN.
Entonces, a pesar de los pocos recursos, de una campaña austera, el haber obtenido en Chihuahua más del 23% de los votos en la elección presidencial y casi el 17-% en la elección del senado, nos habla del gran potencial de crecimiento que tenemos en Chihuahua.
Y es precisamente esta idea el gozne para entrar a responder la segunda pregunta: ¿y ahora qué sigue?
En primer lugar es necesario limpiar la elección. El Movimiento Progresista ha presentado un recurso para invalidar las elecciones y ha lanzado un Plan Nacional para Defender la Democracia y la Dignidad en México. Es necesario que con nuestras firmas, con nuestra presencia activa apoyemos esta exigencia de ética pública y evitemos que la impunidad se siga enseñoreando de este país.
Esa es la tarea inmediata. Pero es necesario que consolidemos y hagamos crecer lo que con estas elecciones plantamos y construimos en Chihuahua y que no es patrimonio de ningún partido o candidato. Es necesario que empecemos a tejer una trama de quienes creemos y le apostamos al proyecto de nación por el que tanto hemos trabajado.. En primer lugar, es necesario que vayamos conociendo quiénes somos y reconociendo en nuestros aportes y en nuestra diversidad. Que juntos, juntas vayamos reflexionando y decidiendo las formas por las que nos vamos a comunicar entre nosotros y a generar una organización dinámica, democrática, flexible, horizontal y eficaz a la vez. En segundo lugar, es importante que vayamos pensando en las tareas que nos permitan responder a los desafíos que nos plantea nuestra realidad chihuahuense y nacional, de acuerdo a las capacidades y disponibilidad de cada quien. En tercer lugar, que definamos si nos interesa o no participar en elecciones próximas y cómo lo vamos a hacer. Para esto nos v
amos a convocar en las próximas semanas.
Se trata de que no dejemos que se nos escurra entre los dedos la fuerza que se construyó en este proceso electoral, que la aprovechemos construyendo un colectivo nuevo, democrático, fuerte, no centrado en una persona o candidatura, sino en un proyecto de justicia, dignidad y paz. Es decir, algo que empiece a responder a ese voto consciente y comprometido que tantas y tantos chihuahuenses emitieron este primero de julio.
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