Bannon prepara su guerra contra el "ala globalista" de Trump
Fue el divorcio más iracundo de la presidencia de Donald Trump: apenas unas horas después de anunciado, ya había dejado una promesa de guerra.
Stephen Bannon, el estratega que ayudó a Trump a triunfar en las elecciones presidenciales para imponer una agenda nacionalista desde la Casa Blanca, tomó de nuevo las riendas de Breitbart, el sitio ultraderechista de noticias, donde prometió librar una batalla contra los "globalistas" del gobierno y el establishment republicano.
"Me siento acelerado", dijo en una entrevista con la revista The Weekly Standard publicada anteayer, el día de su despido. "Ahora soy libre. Tengo mis manos de nuevo en mis armas. Alguien dijo: «Es Bannon, el Bárbaro». Definitivamente voy a aplastar a la oposición. No hay dudas. Construí una máquina del carajo en Breitbart. Y ahora estoy a punto de regresar, sabiendo lo que sé, y estamos a punto de recargar esa máquina. Y vamos a recargarla", afirmó.
Desafiante y combativo, como lo fue durante todo su año en la alta política, Bannon se preocupó por dejar en claro apenas dejó la Casa Blanca que su salida auguraba el fin de la agenda nacionalista y populista de Trump. Sin él, sugirió, el mantra "Estados Unidos primero", que apañó e impulsó, quedará reducido a un eslogan, una frase en un discurso. Nada más.
"La presidencia de Trump por la que hemos luchado y ganado terminó", sentenció en la entrevista. "Todavía tenemos un gran movimiento, y haremos algo de esta presidencia de Trump. Pero esa presidencia finalizó. Será otra cosa. Y habrá todo tipo de peleas, y habrá buenos días y malos días, pero esa presidencia terminó", indicó.
Para Bannon, ahora será "mucho más difícil" concretar las promesas más emblemáticas de Trump, como el muro en la frontera con México o también imponer restricciones a las importaciones.
Culpas
Bannon culpó del fracaso de sus ambiciones al "ala globalista" del gobierno o como él mismo los llamó, "los demócratas del Ala Oeste", en referencia al extremo de la Casa Blanca donde está el Salón Oval. Dos a quienes se las tiene jurada: el yerno de Trump, Jared Kushner, y su principal asesor económico, el director del Consejo Nacional Económico, Gary Cohn.
Las internas acompañaron casi toda la presidencia de Trump. Una narrativa que despuntó ya desde antes del cambio de gobierno era que Kushner y su mujer, Ivanka Trump, hija y también asesora presidencial, lograrían moderar los instintos nacionalistas y populistas de Trump, y terminarían por moldear un gobierno más cercano al centro y al paladar del establishment republicano.
"Creo que van a tratar de moderarlo", dijo Bannon sobre Trump. "Su tendencia natural, y creo que lo vieron esta semana con Charlottesville, su posición actual por defecto es la posición de su base, la posición que lo llevó a ganar la elección. Creo que van a ver un montón de restricciones en eso. Creo que será mucho más convencional", predijo.
De hecho, la salida de Bannon puede ayudar a aliviar el crisol de tensiones que abrió la Casa Blanca en los últimos meses, en particular con el Congreso, donde algunos republicanos empezaron a criticar abiertamente a Trump. Bannon siempre quiso diluir al establishment republicano, al que considera un enemigo.
A sabiendas de que Bannon controlará uno de los canales de comunicación con sus seguidores más fieles, Trump ofreció un ramo de olivo. "Bannon será una voz fuerte e inteligente en Breitbart News... tal vez incluso mejor que nunca antes. ¡Las noticias falsas necesitan la competencia!", escribió el presidente en Twitter.
Unas horas antes, en su primer mensaje sobre una de las decisiones más trascendentales de su presidencia, había recordado el momento más exitoso de la dupla: "Quiero agradecerle a Steve Bannon por su servicio. Él vino a la campaña durante mi carrera contra Corrupta Hillary Clinton, ¡fue genial! Gracias".
La respuesta más popular, de una cuenta llamada "Impeach Donald Trump", decía: "No le vas a agradecer después de que Breitbart declare «Guerra a Trump»".
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