Somos el personal de segunda. Así nos mira Alejandro Villarreal.
Aquí y Ahora / Oder Yemal Santana
Para todos es sabido que una
estructura cualesquiera se compone de
diferentes partes, y que cada una de ellas además de cumplir una función
diferenciada, es igualmente importante, aunque jerárquicamente ocupen estatus
diferentes. Tan simple como que hay jefes, coordinadores y personal diverso que
se encarga de operar; es decir, de ejecutar las labores de esa empresa. Cuando
se habla de la estructura educativa, esto pareciera no ser tan diferente, sin
embargo la tradición y la costumbre además de las propias características de la
labor educativa le dan un toque especial. Además en cada estado esa estructura tiene
sus propias características.
Cuando un servidor fui
miembro del Consejo Consultivo del INEE me tocó asistir a las reuniones
nacionales, donde además de los miembros de dicho consejo, asistían los
titulares de las Áreas Estatales de Evaluación y funcionarios de primer nivel
de las propias instancias educativas, incluso algunos Secretarios de Educación
de propia mano. Mi primera sorpresa fue enterarme que en la inmensa mayoría de
los casos los participantes eran maestros o personal ligado a la estructura
educativa por años de servicio y compromiso, incluyendo a los propios
Secretarios de Educación. En Chihuahua, en contraparte, la titularidad de la
dependencia educativa es de tipo político, es decir, que quien la ocupa por lo
general es un político profesional, que transita por el sistema educativo un
tiempo para luego ocupar cualquier otro cargo dentro del organigrama
gubernamental, pero incluso, la mayor parte de dicha estructura directiva, la
ocupa personal sin experiencia en el cargo,pero eso sí, con una profunda
vocación sindicalista.
Otra notable diferencia
desde luego fueron los salarios, donde directores, jefes de área o de
departamento, percibían salarios inferiores a los del docente promedio en
Chihuahua. Pero la mayor diferencia era la homogeneidad de criterios
salariales, es decir, que si bien el personal docente ganaba más que el
personal llamado “de apoyo”, esa diferencia era apenas perceptible, pero además
dentro del personal administrativo también existían distingos en cargos y
salarios; es decir, estaba un ejército de trabajadores que literalmente
apoyaban la labor docente como: secretarias, choferes, mensajeros, y toda una
gama de personal de oficina, hasta los siempre necesarios y poco valuados
trabajadores de mantenimiento; pero también otro pequeño ejército de personas
que desempeñaban tareas de tipo académico, como investigadores, capacitadores, diseñadores
y gestores; o sea, no propiamente de apoyo a la educación, sino complementaria
a la labor docente; enfatizo¡no al servicio subordinado del magisterio, sino a
su par e incluso por encima de este! al ser muchos de ellos los artífices
directos de los contenidos y programas que operan los maestros en las escuelas.
Con sueldos a la par de los maestros y en varios casos superior. La razón no
ofrece objeciones, a los maestros no se les forma como investigadores o como
evaluadores; no tienen por cuestiones de formación, un perfil que les permita
diseñar instrumentos técnico pedagógicos, y con esto no digo que muchos no
tengan esas condiciones, pero lo cierto es que este es uno de los déficit, de
los muchos que hay en su formación, y eso es lo que abre la puerta a otros
profesionales que por desgracia en Chihuahua son tratados como “personal de
segunda”. Y me explico:
Un maestro con 15 años de
antigüedad en nuestro sistema percibe sueldos por arriba de los 25,000 pesos
mensuales en promedio, eso en el caso de los federales, porque en el estado
podría llegar a los 30, 000 o más, si consideramos a las claves L, además ambos
gozan de diversas prerrogativas como: Carrera magisterial, Estímulo al
desempeño entre otras, además de un número importante de ellos que se
desempeñan en el nivel Medio Superior y Superior, Supervisores y Jefes de
sector que alcanzan percepciones semejantes a los de cualquier funcionario de
primer nivel de gobierno, que podrían alcanzar los 50,000 pesos mensuales. Un
trabajador administrativo, “tablarasa”, aunque aquí los distingos están
asociados al trabajo sindical más que a la categoría de servicio; es decir, que
gana más no el que realiza un servicio mayor o más especializado, sino el que
rinde un mejor servicio al Sindicato. Decía, que este personal, apenas percibe sueldos
entre los 6 y los 10,000 pesos mensuales, y aquí entran aquellos que realizan
tareas de investigación, evaluación y
capacitación. Además de ser sometidos a un sistemático menosprecio a su labor,
empezando por las propias autoridades y dirigencias sindicales quienes se
refieren a ellos como: “Personal de Asistencia a la Educación”, y con esta
categoría son tratados en todos los niveles: trabajan más, cuentan con menos
vacaciones, siempre están disponibles, perciben menos aguinaldo, (desde una
tercera hasta una quinta parte de un docente) sus niveles de carrera son muy
inferiores a los de los docentes y no cuentan con la mayoría de las
prestaciones que estos.
Como prueba, está lo
ocurrido en la reciente negociación salarial donde todo el botín, una vez más se
lo llevaron los maestros. ¿Y los administrativos? El personal de asistencia a
la educación debió conformarse una vez más con un “ridículo aumento salarial de
3.9%, que en términos de sus percepciones representa un considerable retroceso
en su capacidad adquisitiva; es decir que mientras se les aumentaron 80 pesos
mensuales, los aumentos en la canasta básica y servicios, sobrepasan los 350
pesos aproximadamente. En la misma suerte a los maestros se les aumentó el
mismo 3.9% que para sus ingresos representa un incremento importante, pero
además, según información de la propia Sección 8ª, el personal docente
recibirá: .35% extra tabular a las plazas iniciales, un 4.25 a la compensación
provisional compactable (CPC) en las zonas económicas II y III, incremento del 1.7 del concepto 07 al
personal de educación básica (maestros), un 4.25% por equiparación a personal
que labora en comunidades pequeñas, un 4.25% de incremento al personal de la
zona económica II para equipararlo a la zona III, un incremento al estímulo
económico “Premio Manuel Altamirano” a personal que haya cumplido 28 y 30 años
de servicio, un aumento a la compensación a directores y personal de
supervisión en el nivel de secundaria y Telesecundaria, ahora de 4118 pesos a
partir del 16 de agosto, una compensación extraordinaria al personal de
educación especial frente a grupo de 1.042.50 pesos y 1587.75 pesos a
directivos, además se aumentó la compensación multigrado en Telesecundaria en
1,086.80 pesos. En tanto que al personal administrativo, además de su miserable
aumento del 3.9% al salario, se le restringieron otros beneficios como el bono
sexenal, además de permanecer prácticamente inamovible el apoyo educativo a los
hijos de estos trabajadores que apenas llega a poco más de 1000 pesos en una
única emisión, además permanece igual el apoyo anual para despensa que se
ofrece en el mes de diciembre de 1450 pesos, y por si fuera poco, el festejo
denominado “Familia SEECH” este año fue
ridículamente recortado, al grado de que cada trabajador debió llevar su propia
comida, se anularon los obsequios, y se impidió el ingreso de bebidas al centro
recreativo “DiverSente”, con lo cual, los propios organizadores se beneficiaron
de la venta tanto de comida como bebidas en el interior ¿Y el trabajador? Como
no fuera su derecho a entrar gratuitamente al mencionado centro recreativo, que
dicho sea de paso, pese a ser su derecho, dado que dicho centro se construyó
con sus contribuciones sindicales, y salvo en éste festejo, invariablemente se
cobra, no hubo beneficio laboral implícito.
En resumen, el sistema
educativo en Chihuahua además de todas las deficiencias que se les suman, es
profundamente antidemocrático e injusto, discriminatorio y faccioso, y además
un ejército de trabajadores no docentes somos víctimas de un trato desigual,
utilizado solo como cartucho sindical en tiempos electorales; la representación
del sector administrativo es inexistente, ¡inútil! Por decir lo menos. No tiene
presencia a la hora de las negociaciones como no sea sólo de porristas:
disciplinados y silenciosos. Los no docentes son los trabajadores más
desprotegidos y vilipendiados de todo el sistema educativo.
¿Somos personal de
segunda? Así nos mira Alejandro
Villarreal…así nos trata.
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