Para documentar el optimismo del 10 de mayo

Por Jaime García Chávez.

Escuché del gran conversador, Antonio Becerra Gaytán, la humorada que luego les contaré y que tangencialmente algo tiene que ver con el día de la madre. Viniendo del maestro, el retrato tiene marcado sentido político.

Corría el año de 1974 y había elecciones de gobernador en Chihuahua, del centro mandaron a Manuel Bernardo Aguirre para que encabezara la candidatura, que en esos tiempos significaba uno o varios días placenteros de campo.

El candidato fue a El Charco, una sección municipal de Chihuahua y se reunió con los vecinos lugareños en una especie de instalación para el oficio de la ganadería. Aguirre, que tenía una personalidad potable si la comparamos con la de Óscar Flores Sánchez, pronunció un discurso sobre las bondades del régimen y, en su boca, feudal programa de conservar el agua, cuidar la tierra y arraigar al hombre.

Desde un lugar oculto y en cada pausa que hacía el candidato, de un rincón se escuchaba:

-Manuel Bernardo: ¡tisnas a tu madre!

Imperturbable continuaba el orador candidato, y de nuevo:

-Manuel Bernardo: ¡tisnas a tu madre!

Y como el odio no había nacido en él, continuó su discurso, y recurrente se escuchó:

-Manuel Bernardo: ¡tisnas a tu madre!

Aguirre dio las gracias, formuló algunas conclusiones y solemne dijo:

“Han de saber que los políticos tenemos dos madres, tenemos esa rareza que compartimos con no pocos. Una es de utilería, sirve para que nos la rayen, la insulten y la carguen de improperios... pero hay otra, sagrada, impoluta, divina, que está en un nicho que la protege casi de manera divina”.

Desde el mismo rincón, se escuchó:

-¡Que tisne su madre la del nicho!