Ofensiva diplomática
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, tiene los incentivos políticos y la facultad legal para retirar a Estados Unidos del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) sin la autorización del Congreso.
Con las elecciones mexicanas a poco más de un año de distancia, con el deterioro de los niveles de aprobación del presidente Trump y con la incapacidad de la administración actual para promover su agenda a través del poder legislativo, el TLCAN se ha convertido en la víctima política por excelencia: el objeto mediante el cual el gobierno estadounidense podría obtener su primera victoria significativa.
Sin embargo, esto no quiere decir que el proceso vaya a estar exento de fricciones políticas. México y Canadá han desplegado una ofensiva diplomática y de cabildeo para mantener el status quo comercial en América del Norte.
El gobierno y la iniciativa privada de ambos países están tejiendo una estrategia que involucra ejercer presión sobre industrias de regiones políticamente sensibles para la administración de Donald Trump, contactar aliados corporativos en Estados Unidos, negociar con los gobernadores de estados que tengan fuertes vínculos comerciales con México y Canadá e incluso acercarse a los directores generales que fungen como asesores empresariales para la Casa Blanca.
El Consejo Coordinador Empresarial contrató a la firma de inteligencia comercial IQOM, dirigida por los negociadores originales del TLCAN, Jaime Zabludovsky y Herminio Blanco. Esto con la intención de identificar cuáles son los puntos de presión que México puede explotar de cara a las negociaciones del acuerdo trilateral.
Por ejemplo, se encontró que un quinto de las exportaciones del estado de Indiana dependen de la producción de un solo componente del motor de un automóvil. La iniciativa privada mexicana contactó a la empresa que produce este componente y la ha instado a comunicarle a los legisladores y al gobernador de su estado que la ruptura del TLCAN implicaría un golpe fatal para esta compañía y para los empleos que dependen de ella.
Este proceso se replica en múltiples estados y múltiples industrias. México ha encontrado que, paradójicamente, los estados más vulnerables ante una potencial cancelación del TLCAN, son aquellos que apoyaron a Donald Trump en las elecciones presidenciales del año pasado.
Canadá, de manera independiente, identifica que los estados más susceptibles son: Indiana (estado del vicepresidente Mike Pence), Wisconsin (estado del vocero de la cámara baja Paul Ryan), Michigan, Carolina del Norte, Minnesota, Illinois, Tennessee, Ohio, Florida, Pennsylvania y Nebraska.
Golpes estratégicos
Moisés Kalach, presidente de Grupo Kaltex y quien dirige la defensa del TLCAN en la iniciativa privada mexicana, dijo a la agencia Reuters que han sostenido “cientos” de reuniones desde que Trump asumió la presidencia: “La movilización es enorme. Podría decirte que los teléfonos no han dejado de sonar en la oficina de (Wilbur) Ross (secretario de Comercio, en la de Gary Cohn (director del Consejo Económico Nacional) o en la de (Reince) Priebus (jefe de gabinete)”.
Esta declaración se hizo luego de que Ross realizó un comentario de que Estados Unidos buscaría privilegiar dos acuerdos bilaterales separados para sustituir al TLCAN. “Las visitas a la Casa Blanca de aliados pro TLCAN no pararon en toda la tarde”, dijo Kalach a Reuters.
Entre estos aliados se encuentran la Cámara de Comercio de Estados Unidos, dirigida por Tom Donohue; la Mesa Redonda de Negocios, así como los gobernadores de Texas, Arizona e Indiana.
Camino conocido
México y Canadá han seguido una estrategia que ha probado ser eficiente en disputas comerciales anteriores con Estados Unidos: asignar medidas de respuesta arancelaria focalizadas para presionar a legisladores de estados clave. México lo hizo en el 2011 en una disputa por la prohibición de la entrada de tráileres mexicanos a Estados Unidos. Canadá, en el 2013 en el caso de las reglas de empaquetado de carne de res.
La defensa del TLCAN está agotando todos los recursos diplomáticos y empresariales a su alcance. Los intereses en México y Canadá de compañías como Blackstone o General Motors , cuyos directores generales son parte de consejos que asesoran al presidente Trump, son cartas que pueden ser utilizadas para influir en el posicionamiento de la administración de Donald Trump en materia comercial. Stephen Schwarzman, director general de Blackstone, preside el Foro de Política Pública y Estrategia; mientras que Andrew Liveris, director de Dow Chemical, dirige el Consejo de Manufactura. Éstos son los dos principales cuerpos de asesoría empresarial del presidente Trump.
La administración de Donald Trump, aunque no ha emitido ningún posicionamiento concreto oficial respecto al TLCAN, no ha cambiado su retórica beligerante.
Lo que tampoco ha cambiado es el hecho de que un tercio de las exportaciones totales de Estados Unidos se destina hacia México o Canadá.
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