Periodismo de Investigación: El Peor Accidente de Contaminación Radioactiva

Karla Vanessa Ruelas Anchondo

El destino y la vida de muchos mexicanos fueron decididos por el Centro Médico de Especialidades de Ciudad Juárez, cuando introdujeron ilegalmente al país una vieja bomba de cobalto. Pero todo comenzó el 17 de enero de 1984 cuando un camión que transportaba bases para mesa de acero colado, al pasar cerca del Laboratorio Nacional de los Álamos, en Nuevo México, las alarmas para detectar radiación sonaron.

Luego de esto las autoridades americanas, empezaron hacer investigaciones para ver cuál era el origen de esta radiación. Llevando a la Comisión Nacional de Seguridad Nuclear y Salvaguardias (CNSNS), esta contaminación radioactiva apuntaba al “Yonke Fénix” de Juárez. 41 días antes había sido depositado en este lugar, una fuente radioactiva de cobalto 60.

Esto provenía de un equipo que había sido desechado por el “Methodist Hospital” de Lubbock, Texas, y que había sido adquirido por la empresa X-ray Equipment Co. de Fort Worth. Después el Centro Médico de Especialidades de Ciudad Juárez, compró el viejo equipo a X-ray Equipment a finales de 1977 y ante la falta de técnicos calificados para su ensamble, la almacenaron. Pero tiempo después el jefe de mantenimiento ordeno a Vicente Sotelo, encargado de la misma área del Centro Médico, desmantelar el equipo, pero este ignorante de lo que hacía y con los golpes propinados al equipo, fracturo la pastilla que contenía el cobalto 60, dejando escapar partículas del material contaminante. Al ver que no funciono el equipo decidieron subirlo a una camioneta y llevarlo a vender como fierro viejo al yonke, ahí fue donde las partículas se extendieron por todo el lugar.

Todo empeoro cuando miles de toneladas de material contaminado fueron enviadas a dos grandes fundidores, tales fueron Aceros de Chihuahua, S.A. de C.V.(Achisa) y la maquiladora Falcón de Juárez S.A., quienes con todo este material produjeron varilla para construcción y las bases para mesa que detectadas por el laboratorio.

Pero grave fue cuando Achisa, por su parte envió materiales contaminados al menos a siete fundidoras, de las cuales a solo tres se les encontró material radioactivo.

Pasaron los días y el número de personas y viviendas afectadas crecían, y ninguna autoridad se hacía responsable directa del problema. Pero desde las esferas gubernamentales decidieron de manera criminal ocultar esta información a la población, pues no sabían que hacer dado que muchas de las construcciones estaban contaminadas. Tal fue el caso de Marta de Pablo, quién estaba construyendo su vivienda con varilla proveniente de una de las fundidoras, y al saber de este gravísimo problema mando a deshacer lo que llevaba construido, pero nadie le respondió.

Esta tragedia llevó a México a ocupar el primer lugar en contaminación radiactiva en América latina, pero no paso mucho tiempo cuando fue minimizada por las autoridades federales, y se dijo “todo bajo control”. Pero viendo el tamaño del problema, se enfrascaron en buscar la justificación de su impotencia. Ante esto su justificación fue que el uso de toda esta varilla podía utilizarse en puentes, pues el riesgo para la población sería muy bajo y esto evitaría pérdidas económicas muy grandes para el país.

Sin embargo la función de la CNSNS es la de “salvaguardar” la seguridad de la población mexicana y no la de “proteger la economía” de una empresa productora de varilla.
Más de 4000 personas sufrieron los embates de la radiación por largo tiempo. Y cuando menos en 20 estados de la República Mexicana se encontraban diversas cantidades de varilla contaminada y miles de casas habitación así como edificios públicos y privados, habían sido construidos.

Todo esto fue resultado de un inadecuado desecho de equipo médico cargado con cobalto 60, las consecuencias fueron dramáticas y todavía no resueltas. El impacto potencial de esos residuos podría aun en pequeñas cantidades ser desastroso.

Tiempo después cuando se depositó el material contaminado en el sitio conocido como la piedrera cercano al ejido “El Vergel”, fue necesario cambiar la ubicación en tres ocasiones y mover las miles de toneladas de material contaminado y otra vez aumentó los riesgos de nuevas contaminaciones.

Abelardo Lemus Rocha, doctor y accionista del Centro Médico, nada hizo para asegurar la bomba de cobalto, ni siquiera sabía que existían señalamientos sobre su peligrosidad, por lo tanto no se alertó a los trabajadores de la peligrosidad del aparato.

Después del peor accidente nuclear en México, los científicos descubrieron que en cuanto a los problemas futuros y dependiendo a la exposición del ser humano ante dosis bajas y constantes de radiación, estas pudieron llegar a causar cáncer, mutaciones y malformaciones. No solo pudo haber afectado al individuo expuesto, sino también produjo la contaminación de mantos acuíferos, erosión de tierras, mutaciones y radiación en flora y fauna.

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