Le tupieron duro al Teto hasta con el sartén
CIUDAD JUAREZ.- Si el debate por la Presidencia Municipal fuera decisivo en el resultado electoral, Teto Murguía estaría en camino de tramitar su jubilación.
El mérito de sus contrincantes por la Presidencia Municipal, Armando Cabada, Vicky Caraveo y Juan carlos Loera, no fueron sus propuestas ni su brillantez oratoria, sino haber exhibido al candidato del PRI como un politico reciclado, antediluviano, incapaz de salirse de un libreto trillado para ofrecer algo nuevo al electorado.
Mas de lo mismo no siempre es malo.
Pero lo de “ChangoViejo no aprende maroma nueva” que le endilgó Cabada, no pudo definirlo con mas rigor.
“Sin lugar a dudas”, “Es usté el que me interesa”, “Yo estuve con usté”, “esétera-esétera” y otras frases acuñadas estilo chofer de Rutera, fueron las dislexias que repitió Teto varias veces para expresar sus escasas ideas.
Teto fue incapaz de responder con inteligencia a las acusaciones de corrupción, mala administración, dispendios, crimen organziado, muerte, crimen desbocado -que como dijo Vicky Caraveo- dejó cuando menos 16 mil niños huérfanos (y sin derecho a voto).
-Con el dinero que usted despilfarró en la X, nosotros hubiéramos hecho todo el abecedario- le dijo socarrón Juan Carlos.
Los otros dos contrincantes ni siquiera pintaron: Lluvia parecía la reencarnación de La Pechocha por su perfil de acarreada, mientras el Pesista Juan Francisco Dominguez bien pudo quedarse en casa leyendo Salmos de la Biblia.
Carente de carisma y recursos oratorios, en cuanto empezaba a leer sus garabatos empezaban a tronar los ronquidos por todos lados.
Vicky Caraveo llamó la atención por su falta de voz y su desgastada fortaleza física para andar en estos trotes a todo vapor.
Obvio que la paliza pública que hoy recibió Teto no quiere decir que vaya a perder los comicios. Todo lo contrario. Al salir del debate alzó las manos y se proclamó ganador.
El voto duro de empleados municipales y policias ya lo esperaba a la salida del auditorio para aclamarlo y hacerle sentir un clima artificialmente victorioso, aunque a la vista de todos haya sido intelectualmente apachurrado por sus adversarios.
Que puede ganar los comicios es cierto. Que no aprende maromas nuevas, quedó claro.
El mérito de sus contrincantes por la Presidencia Municipal, Armando Cabada, Vicky Caraveo y Juan carlos Loera, no fueron sus propuestas ni su brillantez oratoria, sino haber exhibido al candidato del PRI como un politico reciclado, antediluviano, incapaz de salirse de un libreto trillado para ofrecer algo nuevo al electorado.
Mas de lo mismo no siempre es malo.
Pero lo de “ChangoViejo no aprende maroma nueva” que le endilgó Cabada, no pudo definirlo con mas rigor.
“Sin lugar a dudas”, “Es usté el que me interesa”, “Yo estuve con usté”, “esétera-esétera” y otras frases acuñadas estilo chofer de Rutera, fueron las dislexias que repitió Teto varias veces para expresar sus escasas ideas.
Teto fue incapaz de responder con inteligencia a las acusaciones de corrupción, mala administración, dispendios, crimen organziado, muerte, crimen desbocado -que como dijo Vicky Caraveo- dejó cuando menos 16 mil niños huérfanos (y sin derecho a voto).
-Con el dinero que usted despilfarró en la X, nosotros hubiéramos hecho todo el abecedario- le dijo socarrón Juan Carlos.
Los otros dos contrincantes ni siquiera pintaron: Lluvia parecía la reencarnación de La Pechocha por su perfil de acarreada, mientras el Pesista Juan Francisco Dominguez bien pudo quedarse en casa leyendo Salmos de la Biblia.
Carente de carisma y recursos oratorios, en cuanto empezaba a leer sus garabatos empezaban a tronar los ronquidos por todos lados.
Vicky Caraveo llamó la atención por su falta de voz y su desgastada fortaleza física para andar en estos trotes a todo vapor.
Obvio que la paliza pública que hoy recibió Teto no quiere decir que vaya a perder los comicios. Todo lo contrario. Al salir del debate alzó las manos y se proclamó ganador.
El voto duro de empleados municipales y policias ya lo esperaba a la salida del auditorio para aclamarlo y hacerle sentir un clima artificialmente victorioso, aunque a la vista de todos haya sido intelectualmente apachurrado por sus adversarios.
Que puede ganar los comicios es cierto. Que no aprende maromas nuevas, quedó claro.
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