El extraño retorno de Javier Garfio

Resultado de imagen para Javier Garfio alcaldía

Jaime García Chávez / El PRI suda, está nervioso, sabe que no las tiene todas consigo y que está en riesgo su estancia por más de dieciocho años ininterrumpidos en la gubernatura del estado. Todo parece indicar que no hay estrategia que valga para garantizar el control de la casa para la corrupción política, la impunidad y el autoritarismo. Serrano ya no tan sólo trae el síndrome de Jesús Macías de 1992, su influenza política está declarada y lo amenaza con la fatalidad. Se sabe derrotado y, haciendo uso del más desagradable maquiavelismo y con una mala lectura de la novela El Padrino, se adentró en el empleo del maquillaje, el make up, para tratar de engañar a los chihuahuenses de un deslinde con el duartismo. Pero es un estigma que lo perseguirá de por vida; como el fierro de herrar, sigue a las bestias hasta la muerte.

En la ortodoxia priísta, ni siquiera pudo ejercer la dirección y designación de candidaturas; para empezar, se le cayeron en Ciudad Juárez dos aspirantes al Congreso. Presume que recorrió el estado de Chihuahua al cien por ciento, pero bien sabemos que la zona más peligrosa controlada por el narco, no contó con su presencia. Y es que se trata de un poder fáctico con el que aún no ajustan su trato, si nos hacemos cargo de que el PRI no combate al crimen, sino que solamente lo administra. Incluso la historia de Serrano lo ubica en el lado oscuro en este tema.

Serrano trae una cartera con mucho dinero, guaruras que pagan los contribuyentes, buena parte de la administración del cacicazgo, control de la dirección estatal del partido, diversas mafias del poder y del empresariado convenenciero, ha contratado expertos y técnicos en mercadotecnia que hasta lo ponen a ablandar su cara dura. Pero ni todos esos activos que están bajo su dominio le permiten controlar una variante que lo coloca como un candidato derrotado antes de subir a la arena propia de la campaña de sesenta días que arranca en abril y concluye el primer domingo de junio. Esa variante es el enorme e irreversible hartazgo que existe con el duartismo que lo ha encumbrado y del cual no se puede ni separar ni deslindar por más esfuerzos que haga. Es como la sombra de su cuerpo.

Intentará deslindes, generará conflictos por esos deslindes, pero no le dan para armar el engaño y la defraudación a los chihuahuenses. Él es duartista de pura cepa, y sea teatral o conflictivo, ha llevado al estado a una crisis política que demuestra que no se trata de simples diferencias al interior del PRI, sino real daño a la vida institucional de Chihuahua. Es el precio que se está pagando por mantener un gobierno doble, que emplea de fachada las instituciones pero que en esencia contiene una mafia en su seno y que capitanea César Duarte y de la que Serrano es parte, y ya le empieza a costar muy caro, porque con él ganó la candidatura y sabe que no pasará de ahí.

El regreso de Garfio a la alcaldía de Chihuahua revela de qué está hecha la mafia duartista. Garfio es un hombre corrupto, ambicioso, vengativo, y sobre todo falto de palabra. Cuando pidió licencia, prácticamente renunciando al cargo, se colocó en la hipótesis de la tentativa de un delito que fue denunciado públicamente en un texto del jurista Marcos Molina Castro. Nunca sabremos los entresijos de las disputas que hay entre estos bandidos, pero todos sabíamos que Eugenio Baeza Fares se había instalado para concluir el periodo, había hechos los ajustes en su vida empresarial y política para llegar a octubre; pero algo pasó y no vamos a especular al respecto. Por la ausencia de esta información hablan los hechos. Probablemente Serrano, al sacudirse la vigilancia duartista de todos los días, encarnada en el espionaje de Garfio, decidió defenestrarlo. Serrano quiere parecer Serrano, y cree que con esas movidas de sus peones en el tablero se va a ganar la indulgencia ciudadana. Está equivocado: ni quitándose de encima la candidatura de Teto Murguía en Juárez se podrá borrar el herraje de duartista que trae en la frente. El mal es estructural, profundo, insalvable para el PRI: están derrotados.

¿Extraño retorno de Javier Garfio? Sí y no. Lo que está fuera de duda es que toda esta gente está hecha de la misma pasta y sus días están contados. Chihuahua ya no los quiere. Nunca los ha querido.

0 comentarios:

Copyright © 2013 Aquí y ahora and Blogger Templates - Anime OST.