La Mosca en la Pared
De Amor, Odio y Desconsuelo
En el Chihuahua de hoy… ese chihuahua de los tiempos del Facebook, de amor y de sombras, donde el amor se esconde y se pierde entre los disvalores del individualismo y el utilitarismo, de la anomia producto de la falta de fe y confianza en la autoridad, donde los enamorados viajan por el mundo de la red, entre diálogos e imágenes desde un celular, y donde las palabras se cortan en sinsentidos que muchas veces sólo los jóvenes de ahora entienden. Ese chihuahua moderno, del red Bull, las “tachas” y el alcohol; de comunicación flash, donde se cuentan los secretos a kilómetros de distancia, pero al alcance de un “clic”; aquí es donde se entretejen nuestras historias.
Los personajes no tienen quizá las características que veríamos en las obras de un Alejo Carpentier: que circundan entre lo real y lo mágico, que alteran la realidad y nos embelesan en mundos de historia/ ficción.
En el Chihuahua de nuestros tiempos los personajes parecen una mentira, una mezcla convenenciera y cínica, donde la hipocresía y el miedo abundan, donde todo es posible y por lo tanto uno se subyuga por lo imposible. Donde la enamorada sacrifica el amor ante lo estable y cómodo, y donde la esperanza apenas pasa del día siguiente.
El varón de hoy se asemeja a aquel instintivo, descrito en las historias de Aguilera Malta, que “come viste y desviste”, y sólo piensa en el trabajo sea cual sea, como un requerimiento de su hombría, y a través del cual transita de un día a otro, no como insistía Lenin, en la extraordinaria importancia que tiene el interés de los trabajadores por los resultados y propósitos de su trabajo.
En esta nuestra historia, la vida es subversiva, aparece sin permiso, luego un huracán llega intempestivamente, de día o de noche y lo destroza todo, y luego se va, dejando tras de sí dolor y llanto. No obstante la vida sigue, como una lluvia intermitente y pertinaz que humedece la erosión del ambiente y reverdece los campos.
Las historias son como una canasta de cuentos donde lo exótico y surrealista se confunde con lo real, que a su vez se vuelve crudo; ya no hay magia ni esperanza al final del último capítulo, el clímax de la historia, o se vuelve eterno, o se devela antes de tiempo, dejándonos con una sensación de pérdida.
El amor no obstante circunda el ambiente, pero ¡es como un sueño!, un aroma imperceptible que llega furtivo y no alcanzamos a deleitar. El ambiente bizarro en cambio dura más que una noche, los ruidos de los perros callan para dejar su lugar a un concierto de plomo y chirridos de caucho quemado en el asfalto.
Nuestra historia es apenas una falsía fatalista, donde todo ocurre sin resistencia, donde al final de todo, entre la desesperanza y el odio que circunda los límites de la tragedia, aún queda espacio para el amor, al menos ese trastocado al que se refería el buen Gabo:
“Si alguien llama a tu puerta y todavía
te sobra tiempo para ser hermosa,
y cabe todo abril en una rosa,
y por la rosa se desangra el día…
Si aún la vida es verdad y el verso existe.
Si alguien llama a tu puerta y estás triste,
abre, que es el amor amiga mía.”
0 comentarios: