EPN pide no criminalizar más el consumo de drogas… y lanza en la ONU un nuevo decálogo

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El Presidente mexicano habló hoy ante el pleno de las Naciones Unidas y propuso 10 puntos sobre la actual política contra las drogas. Dijo que “ante las limitaciones del paradigma prohibicionista, se debe atender el tema desde la perspectiva de Derechos Humanos”. La presentación de decálogos ha sido una constante en el gobierno de Peña Nieto, sobre todo en momentos de crisis. Este último se suma a los que hizo públicos desde que era precandidato del Partido Revolucionario Institucional (PRI). Desde entonces ha presentado más de 100 objetivos que se refieren a temas fundamentales como el acceso a la justicia, el respeto a los derechos humanos, a combatir el hambre y la corrupción. La mayoría aún se mantienen como los grandes pendientes.
Ciudad de México.-  El Presidente Enrique Peña Nieto lanzó un decálogo en su mensaje de este martes durante la Sesión Especial de la Asamblea General de las Naciones Unidas (UNGASS, por sus siglas en inglés) sobre el Problema Mundial de las Drogas.
El Presidente mexicano pidió que la política de drogas en el mundo se base en evidencia y se privilegie integralmente la prevención, la salud pública y los derechos humanos, un tema cuestionado a lo largo de su mandato, pero sobre todo en los últimos días a raíz de la publicación de un video que exhibió a las fuerzas federales torturando a una presunta delincuente.
“Ante las limitaciones del paradigma prohibicionista, se debe atender el tema desde la perspectiva de Derechos Humanos”, dijo el Presidente Peña Nieto este martes como parte de sus 10 acciones sobre el consumo de drogas.
“El consumo de drogas debe atenderse como un problema de salud pública y no con instrumentos penales que criminalizan a los consumidores y dañan su personalidad”, dijo.
Enrique Peña Nieto defendió en las Naciones Unidas un “nuevo enfoque” en las políticas internacionales sobre drogas, dejando atrás el prohibicionismo y poniendo los derechos humanos y la salud en el centro.
“Transitemos de la mera prohibición a una efectiva prevención y una eficaz regulación. Miles de vidas dependen de ello”, dijo Peña Nieto en su intervención ante la cumbre sobre drogas que desde hoy celebra la ONU.
El Presidente mexicano aseguró que en el mundo “se vislumbra un nuevo enfoque que combata decididamente a los criminales, pero que, en lugar de criminalizar a los consumidores, les dé oportunidades y alternativas”.
“El esquema basado esencialmente en el prohibicionismo, la llamada guerra contra las drogas que inició en los años 70, no ha logrado inhibir la producción, el tráfico, ni el consumo de drogas en el mundo”, dijo.
Peña Nieto planteó la necesidad de una mayor cooperación internacional para hacer frente al problema de las drogas y de dar más atención a “los daños sociales” relacionados con ellas.
También defendió atender a la cuestión desde el punto de vista de los derechos humanos y de enfocar el consumo como un problema de salud pública y no con “instrumentos penales”.
En ese sentido, insistió en la necesidad de que en los delitos relacionados con las drogas se privilegien “penas proporcionales y alternativas al encarcelamiento”.
Por último, se refirió en concreto a la mariguana y destacó “la necesidad de actualizar el marco normativo, para autorizar el uso de la marihuana con fines médicos y científicos” y para aumentar la cantidad de esa droga que puede ser considerada para uso personal.
La presentación de decálogos ha sido una constante en el gobierno del Presidente Peña Nieto, sobre todo en momentos de crisis.
Este último se suma a los que hizo públicos desde que era precandidato del Partido Revolucionario Institucional (PRI). Desde entonces ya suma más de 100 objetivos que se refieren a temas fundamentales como el acceso a la justicia, el respeto a los derechos humanos, a combatir el hambre y la corrupción. La mayoría aún se mantienen como los grandes pendientes.
Los decálogos de Peña Nieto son hasta ahora ejes de una estrategia que no ha logrado aterrizar. Durante su Tercer Informe de Gobierno, el Primer Mandatario presentó “10 medidas para nuevos desafíos”, lo que representaba su cuarto decálogo ya como Presidente. El de hoy, dedicado al tema del consumo de las drogas, tocó uno de los temas más sensibles durante su gobierno, el respeto de los derechos humanos en la lucha contra el tráfico de drogas.
Expertos han criticado que cada que se registra una crisis, el Gobierno federal acuda a la estrategia de presentar decálogos para solucionar, el problema en turno. Los especialistas ven este recurso como una “ especie de buenas intenciones”, en tanto, organizaciones perciben “desconfianza” en el anuncio del último.
De los cuatro decálogos pasados de Peña Nieto como Presidente, dos hacían alusión al tema de la justicia y derechos humanos, uno a la Reforma Energética, y el cuarto resumió todos los anteriores.
Uno de los grandes pendientes es el tema que señala en el decálogo “Medidas por la Paz, la Unidad y la Justicia en México, referente al tema de la corrupción. Hasta ahora, no hay señales de una buena implementación de la Ley Anticorrupción, debido a la modificación previa de 22 leyes secundarias.
En materia de seguridad está pendiente la controvertida desaparición de las policías municipales.
LARGA HISTORIA
La primera vez que Peña Nieto probó de frente el rechazo fue el 11 de mayo de 2012, cuando en plena campaña presidencial, el priista fue prácticamente expulsado por la puerta de atrás en la Universidad Iberoamericana. Los jóvenes universitarios, indignados por los gastos de su campaña, la parcialidad de los grandes medios de comunicación en el país con su candidatura –especialmente la de Televisa– y sus respuestas sobre la masacre de Atenco, en 2006 y durante su gobierno en el Estado de México, encendió el ánimo de cientos de estudiantes.
Pero las posteriores expresiones de los priistas, como Pedro Joaquín Coldwell, entonces presidente del partido tricolor, quien los calificó de infiltrados y porros, generaron un movimiento que se volvió nacional: el #YoSoy132.
Como respuesta a esa primera gran crisis frente a los jóvenes preparatorianos y universitarios de todo el país, Peña Nieto lanzó el 21 de mayo –10 días después del rechazo mostrado por la comunidad estudiantil de la Ibero– su manifiesto de 10 puntos, denominado “Por una presidencia Democrática”.
Con ese documento, el entonces candidato y su equipo trataron de exorcizar las protestas y manifestaciones de la juventud mexicana, que buscaban impedir el regreso del PRI a Los Pinos. Los 10 puntos de ese manifiesto [contenidos en el gráfico publicado en la parte inferior] siguen hoy sin cumplirse.
Luego vendrían muchos decálogos más: el que prometía mejorar la economía familiar, los que trataban de sacar al país de la crisis económica, el que respondía a la agudización de la violencia, el que aceleraba la Reforma Energética para detonar la riqueza en México. La mayoría de esos puntos están aún pendientes.
Ante el movimiento de ciudadanos indignados en México y el mundo por la violencia contra los normalistas de Ayotzinapa, el Presidente anunció un nuevo decálogo para fortalecer el Estado de Derecho en México.
En septiembre pasado, ante indignación colectiva por la impunidad, la corrupción, la caída en los indicadores económicos y el aumento en el número de pobres, recurrió a la misma estrategia.

(SinEmbargo)

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