Editorial

La reforma laboral enviada por el Presidente Felipe Calderón al Congreso con carácter preferente, cuando ya tiene un pie fuera de los pinos, nos permite apreciar varias lecturas.
Es cierto que la reforma laboral, o llamada también “Iniciativa Lozano”, impulsada por este desde la Secretaría de Trabajo cuando fue titular, se venía impulsando desde entonces con pocas probabilidades de éxito, pero hoy, con un congreso renovado, con el duro golpe dado a la izquierda representada por López Obrador y sin correr muchos riesgos por ir de salida, Calderón seguramente pactando con Enrique Peña Nieto, presidente electo, está promoviendo la reforma con un costo político mínimo y protegiendo al nuevo titular del ejecutivo que no tendrá que cargar en sus espaldas  con este lastre.
La aprobación de la reforma por parte del PRI y apoyada por el PAN y algunos partidos satélites como el Verde Ecologista están más que listos para sacarla adelante.
Será importante ver cual es el papel de las fuerzas de izquierda que para variar están divididas con la separación de López Obrador y su organización Morena, y con la declaración de Marcelo Ebrard, quien ya se colocó los patines en busca de la presidencia en el 2018.
Fuera de todo este merequetengue, la verdad es que tal reforma será un golpe infame contra la clase trabajadora por lo siguiente:
1) Se limita el derecho de huelga.
2) Plantea contratos temporales e incluso la contratación por hora a razón de 8 o 9 pesos de acuerdo al salario mínimo.
3) Se legaliza la figura de multuhabilidades
4) Se liquida de facto al sindicalismo como un organismo de defensa de la clase trabajadora.
5) Se podrán realizar contratos por tiempo indefinido para quitar la seguridad en el empleo, abaratar los despidos, imponer un máximo de un año de pago para salarios caídos cuando los juicios se alarguen.
6) Se busca abaratar el costo de mano de obra y del despido y otras injusticias más.
La verdad es que las presiones de las organizaciones empresariales a través de la Confederación Patronal de la República Mexicana es muy fuerte y se van a salir con la suya, claro, con la complicidad del gobierno saliente y entrante y los partidos políticos que la aprueben.