Juárez frente a la muerte



Por Alejandro Rosas


Acostumbraba caminar por los pasillos del Palacio Nacional acompañado por alguno de sus ministros.

Con su levita negra, el semblante sereno y con las manos a la espalda, el presidente conversaba pausadamente.
En ocasiones, al caer la tarde, cuando las actividades administrativas habían concluido, caminaba solo hasta sus habitaciones.
Su sombra parecía surgida de las entrañas del más allá. Más que alma en pena, Benito Juárez cargaba una pena en el alma. El último año y medio había sido difícil.
Aunque su rostro se mostraba impasible, su corazón estaba roto. Extrañaba a su amada Margarita, fallecida en enero de 1871.
Don Benito nunca dejó de pensar en ella. Por sobre todas las cosas admiró su fortaleza espiritual para enfrentar -con todo e hijos- un largo exilio en Nueva York durante los años de guerra contra el imperio (1864-1867).
Fue una mujer comprensiva de quien sólo recibió apoyo, incluso hasta para ayudarlo con el moño de la corbata cuando se desesperaba:
-¡Ay hijo, pero que inútil eres!
Le decía cariñosamente Margarita, al tiempo que sus manos trabajaban sobre la corbata para colocarla finalmente en su lugar.
Los esposos sólo pudieron gozar cuatro años de la paz alcanzada por la república. Luego de la muerte de Margarita, Don Benito decidió establecer su domicilio en el ala norte del Palacio Nacional.

En julio de 1872, comenzó a sentir malestares en el corazón; una afección cardiaca diagnosticada tiempo atrás volvió a presentarse y Don Benito se dispuso a recibir a la muerte en su propia alcoba.
Indudablemente la vida en Palacio Nacional le sentaba a Don Benito. No por las comodidades a las que podía aspirar, la seguridad del recinto o la facilidad de trasladarse en un santiamén de sus habitaciones al despacho presidencial.
Juárez encontraba en aquella construcción la historia del poder, el ejercicio de la autoridad, el centro de gravedad de la política nacional.
Le reconfortaba ser parte medular, piedra angular de esa historia. Un presidente republicano heredero de una larga tradición de poder no podía hallarse en ningún otro lugar mejor que en las habitaciones particulares del Palacio Nacional.
En los primeros días de julio de 1872, el corazón de Don Benito empezó a fallar. Ya no era el dolor por la irreparable pérdida de su esposa. Era la enfermedad que lo devoraba por dentro.
El día 8, Juárez fue visitado por 20 niños huérfanos que deseaban conocerlo para agradecerle los recursos otorgados a su orfanatorio. Llegaron de improviso  el presidente no tuvo empacho en recibirlos en una de sus habitaciones. El encuentro parecía familiar, no había escoltas ni aparatos de seguridad, mucho menos protocolo que seguir.
Don Benito tomó asiento y de inmediato fue rodeado por los niños que le hablaban todos al mismo tiempo. El presidente sonreía y trataba de prestar atención a cada uno. Después de media hora de conversación, el director del orfanatorio dispuso la partida y Juárez entregó a cada niño un peso para que compraran fruta.
Cuando se despedía del último pequeño “se llevó la mano al corazón y se recargó contra un mueble
-escribió el director de la institución-; en su semblante se notó la palidez y un ligero gesto que hizo, me dio a comprender que algo extraordinario le pasaba; le pregunté si quería  que avisara a sus ayudantes y me dio las gracias, diciéndome que no era nada, que había sentido una ligera punzada en el corazón.”
Juárez no prestó mayor atención a su malestar -a pesar de que en marzo le habían diagnosticado angina de pecho- y continuó haciendo su vida normal.
En los siguientes días ya no salió de su morada en Palacio Nacional, sólo dejaba sus habitaciones para trasladarse a la parte donde se encontraba su despacho y el resto de las oficinas de la administración pública. Desde ahí resolvió diversos asuntos cuyo estudio suspendía para comer en casa.
Hasta la víspera de su muerte, Don Benito comió generosamente. El Lunes 16 de julio, la cocinera del palacio le preparó un suculento menú que incluía sopa de tallarines, arroz con huevos fritos, bistec con frijoles acompañado  de una salsa de chile piquín, fruta y café. Por si fuera poco, tomó media copa de Jerez y saboreó algo de pulque. Al caer la noche se abstuvo de cenar pero no se negó a una copita de rompope.
Luego de leer algunas páginas del libro Curso de Historia de las legislaciones comparadas de M. Lerminier, se retiró los anteojos, apagó la pequeña lámpara que iluminaba su recámara y durmió como un bendito. A lo lejos se escuchaba el grito de la guardia que hacía su ronda.
Juárez construyó una nueva dignidad en torno al Palacio Nacional. Lo revistió de austeridad; le imprimió su sello personal y lo hizo respetar. La vieja construcción conoció verdaderamente la identidad republicana.
Con un sueldo de 36mil pesos anuales, Don Benito vivió sencillamente, jamás se dio al lujo o al dispendio.
Concibió al poder como servicio y así vivió hasta el final de sus días.
A propósito de malas costumbres -escribió en “Apuntes para mis hijos”- había otras qué sólo servían para satisfacer la vanidad y la ostentación de los gobernantes.
“Las abolí porque tengo la persuasión de que la respetabilidad del gobernante le viene de la ley y de un recto proceder y no de trajes ni aparatos militares propios sólo para los reyes de teatro”.
La última vez que Don Benito se presentó en las oficinas presidenciales fue el 17 de julio de 1872.
Al día siguiente no pudo salir de su habitación. Durante la noche los dolores en el pecho se habían agudizado. Pidió a su familia que no hablaran con nadie de su estado de salud.
Todavía tuvo fuerza por la tarde para recibir en su recámara a varios de sus ministros y hablar con ellos asuntos públicos, como si nada pasara.
Cerca de las 7 de la noche, Don Benito no pudo más; la angina de pecho dobló su voluntad y el presidente cayó en cama.
Para combatir los intensos dolores en el corazón -que por momentos parecían detener para siempre su marcha-, los médicos aplicaron sobre el pecho de Juárez agua hirviendo, esperando la reacción del músculo cardiaco. La piel parecía desintegrarse por la elevadísima temperatura del agua, pero el presidente aguantó firme la aplicación de los fomentos en dos ocasiones.
Sin embargo, ya no había nada que hacer. Médicos, familiares y amigos esperaban el trágico desenlace en cuestión de horas. Juárez tenía por entonces, 66 años de edad.
“Momentos antes de morir -señala una nota de El Federalista del 20 de julio de 1872- estaba sentado en tranquilamente su cama; a las once y veinticinco minutos se recostó sobre el lado izquierdo, descansó su cabeza sobre su mano, no volvió a hacer movimiento alguno, y a las once y media en punto, sin agonía, sin padecimiento aparente, exhaló el último suspiro”.
Miles de personas acudieron a darle el último adiós a Benito Juárez.
Era tal la cantidad de gente que desfiló frente al catafalco que fue necesario apuntalar el piso del salón de Embajadores para evitar un hundimiento o un derrumbe.
En el Palacio se conservaron los efectos personales del presidente y su mascarilla mortuoria. Con el tiempo pasaron a formar parte de su propia historia.
La estatua de Juárez que se encuentra en el patio Mariano, fue fundida con los cañones que los liberales le arrebataron al General Miramón en Calpulalpan y con los obuses que sirvieron para la defensa de Puebla durante el sitio de 1863.
En el Palacio Nacional, en las habitaciones del presidente, se fundió la historia personal de Don Benito con la gran  historia nacional.
La última escena, descrita por el reportero de “El Federalista” no pudo ser más conmovedora:
“Le contemplamos con una emoción que no trataremos de describir, en su recámara, encima de su cama de bronce, vestido de negro, pálido, pero con la fisonomía tranquila, sin contracción alguna y pareciendo más bien dormir con el plácido y pasajero sueño de la vida, que con el eterno y profundo sueño de la muerte”.

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*LA FALTA DE SEMÁFOROS EN DELICIAS, CHIH. * ES MÁS PELIGROSO SER MUJER EN MÉXICO QUE SOLDADO EN GAZA SEGÚN EXPERTA DE LA ONU


Por Roger García López
Corresponsal en Delicias, Chihuahua

México en el actual período de gobierno federal cuenta con muchas más violaciones a mujeres que caminan por las calles o de otros países que viajan solas, tenemos las violaciones sucedidas en el paraíso turístico Acapulco; Y que inmediatamente el gobierno mexicano dio a conocer –a los responsables de dicho atentado y fueron encarcelados.
Cada día que pasa semana tras semana, mes con mes se vienen incrementando los femiicidios, violaciones y crímenes en Chihuahua, que el gobierno de Cesar Duarte Jaques inmediatamente da a conocer los resultados de las investigaciones como le conviene o reprimen a los que se suponen están en contra de su gobierno tal y como le sucedió a la persona que entrevistó César Camacho del noticiero local de televisión por cable, Andrés Manuel López Obrador, al cual le fue rescindido su contrato, dejando a nuestra comunidad sin un medio de diversión e información veraz.
Hay más de 800 mil víctimas de explotación sexual y 38 mil han sido asesinadas en los últimos años México ocupa los primeros lugares del mundo en la comisión de los delitos de violencia sexual y trata de personas, alertó la jefa del área de género, violencia y derechos humanos del Fondo de Población de las Naciones Unidas (Unfpa), María José Gómez González.
Incluso –dijo–, es más riesgoso ser mujer en México que soldado en Gaza o en otra nación que enfrenta un conflicto armado.
La Jornada, destacó que informes de la ONU ubican a México como un país de alta incidencia en ese tipo de delitos, al nivel de Ucrania y Tailandia.
Datos de la ONU señalan que más de 800 mil mujeres y niñas son víctimas de explotación sexual en México, mientras 38 mil (jóvenes, adultas y niñas) han sido asesinadas en los últimos años, destacó.
Esta incidencia involucra a víctimas que llegan de otras naciones, como es el caso de las centroamericanas de Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua, o las que traen de Asia para llevarlas a Estados Unidos, a quienes introducen por Centroamérica.
O tal vez también debamos recordar a los maestros de Jiménez Chihuahua, a quienes aprovechándose de sus necesidades económicas; maestros defraudados por la financiera Grio, y según el diputado por el XII distrito, Ernesto Samaniego quien dialogó ayer con representantes de maestros afectados no sólo con el fraude, ahora con la retención de su cheque, para decirles que se está trabajando y hoy el gobernador César Duarte estará en Jiménez.
Fueron embaucados con prestamos cómodos y fáciles y tanto el gobierno del estado como los dirigentes de la secciònes 8 y 42 ignoran olímpicamente los problemas de sus agremiados, a quienes les llegan sus cheques por la cantidad de 50 pesos o en ceros según los cheques exhibidos por los maestros que estuvieron de pasada en nuestra ciudad dando a conocer que han sido víctimas de gobernación estatal, tratando de evitar su llegada a la ciudad de Chihuahua, para hacer un plantón frente al palacio de gobierno.
Y ya que estoy hablando de mi ciudad adoptiva Delicias, por 50 largos años, me doy cuenta de que ya hay tres futuros candidatos a la presidencia municipal de Delicias y ellos son el todavía diputado con licencia Dr. Ricardo Orviz Blake, por el PRI,  Jaime Beltrán del Río por el PAN, para la presidencia municipal, y Edgar Prieto Rentería por CONVERGENCIA.
Debemos hacerles notar, que Delicias había sido considerada como una de las 100 ciudades más modernas de México, debido a su trazo y a su gente de empuje y muy trabajadora pero hay algo que las administraciones municipales que ha tenido nuestra ciudad, han descuidado “La semaforización de nuestra ciudad”, razón por la cual muchos de los turistas que pasan por nuestra ciudad, evitan entrar por la problemática que tenemos muy pocos semáforos y cruces de hasta 8 bocacalles, que no cuentan con los semáforos necesarios y las administraciones municipales prefieren hacer obras ostentosas olvidándose de que los semáforos evitan los accidentes y dan seguridad a los peatones y choferes de los vehículos, salvando muchas vidas.
Muchas veces hemos tratado este problema y Héctor Baeza, prefirió pintar líneas amarillas para los ciclistas y que ninguno de ellos respeta y si quitaban espacio para la circulación de vehículos y la ciudad a crecido en una forma desmesurada.
¿Cómo poder dotar de semáforos a nuestra ciudad?, ya hemos visto, que cuando se inaugura un nuevo centro comercial se instalan semáforos, que lo más seguro las pagan las empresas; pero lo que realmente falta es que pongan a trabajar a los muchos trabajadores “aviadores” que no realizan ningún trabajo que beneficie a nuestra ciudad, si el gobierno municipal contratara a jóvenes ingenieros y los mandaran capacitar para que ellos fueran los que planean la circulación de los vehículos de nuestra ciudad, tendríamos un departamento que planearía cómo fabricar semáforos de una forma más barata que si los compramos en otras ciudades y no tendríamos que pagar miles de pesos para que nos dijeran como planear y donde instalar los dos semáforos que se instalan en nuestra ciudad cada trieño y pondrían a trabajar a muchos que solamente son compromisos de campaña, que solamente se chupan como vampiros el presupuesto de Delicias.

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Y la oposición... apá?



Por Gerardo Cortinas Murra



Las posturas irreconciliables entre historiadores y el Gobierno del Estado, con motivo del eventual traslado del Mausoleo del bandolero revolucionario Francisco Villa.
Provocó que en días pasados el Gobernador emitiera un comentario que, a mi parecer, merecen un análisis serio y objetivo que trascienda su impacto meramente mediático.
La declaración del Gobernador, fue la siguiente: “Me llama poderosamente la atención que, al no encontrarse temas en los que se genere controversia o críticas al gobierno, se busquen como cuando planteamos lo del Mausoleo. Pero eso no será provocación para mi gobierno. Si es necesario la réplica lo haremos, pero la figura de Villa, pese a quienes lo critiquen, la vamos a aprovechar…” (El Diario, abril 4, p. 9A).
En primer lugar, me preocupa sobremanera, que el propio Ejecutivo Estatal dé por cierta una supuesta ausencia de temas controversiales relativos a su mandato. Para ello, habría de precisarse la siguiente cuestión: ¿Acaso los titulares de la actual administración pública estatal no leen, día con día, las noticias de los medios de información locales y nacionales?
Si la respuesta es negativa, el dicho del Gobernador sería incuestionablemente cierto. De no ser así, tendríamos que aceptar el extremo contrario: que a los funcionarios estatales les tiene sin cuidado el sentir de la opinión pública. Postura a la que me asumo, sin reservas, por las siguientes razones:
En el ámbito del Poder Ejecutivo local, específicamente en el área de la procuración de justicia, existe un sinnúmero de deficiencias estructurales y operativas (escaso personal profesional) que fueron motivo para que avizoráramos, desde su implementación, el fracaso del NSJP; y que a pesar de las tantas ‘cirugías  de reconstrucción’, su papel no ha dejado de ser un cotidiano motivo de rechazo social.
En cuanto al Poder Judicial local, hoy en día, la labor de los jueces civiles se equipara a la de simples funcionarios judiciales burocráticos que se limitan a la aplicación rigurosa de leyes obsoletas (el Código de Procedimientos Civiles fue expedido hace 40 años), sin importarles que la función jurisdiccional está sujeta, por mandato constitucional, a los principios de profesionalismo, excelencia e imparcialidad.
Asimismo, resulta un insulto a la razón que los privilegios jubilatorios de la ‘casta judicial’ (magistrados) esté sustentada en un decreto notoriamente inconstitucional, emitido al final del mandato del exgobernador Frenando Baeza, cuando ya el triunfo del panista Francisco Barrio era un hecho consumado.
Pero los temas más graves acontecen en el Poder Legislativo. La actual Legislatura del Congreso local -considerada por muchos- la peor de los últimos años ha demeritado, por una parte, la autonomía de los Poderes Locales; y por otra, ha tolerado la existencia de un cúmulo de ordenamientos jurídicos obsoletos y, por ende, injustos e inconstitucionales.

En cuanto a su funcionamiento interno, la pluralidad política es una falacia: el debate legislativo no se refleja en las sesiones del Pleno. Y la Agenda Legislativa se desarrolla a discreción, sin tomar en cuenta las exigencias de la sociedad, ya que nuestros legisladores sólo aprueban ‘parches legislativos’ como una solución coyuntural a la problemática social.
Por otra parte, otro de los temas más controvertidos en los últimos días por la sociedad, es la relativa a las coaliciones electorales en el presente proceso electoral local. Para ello, debe recordarse que en la historia política de nuestro país, las coaliciones electorales celebradas por el PRI y el PAN, con los partidos políticos ‘rémoras’ (PVEM, PT, Panal, MC), sólo han sido motivo de una perversa suma de votos en las Asambleas Legislativas y del correspondiente beneficio personal de sus seudolíderes.
Y lo peor del caso, es que todos los temas controversiales antes mencionados a los que, de manera reiterada, he abordado desde el año de 1997 en este espacio que me brinda EL DIARIO de Chihuahua, se quedan cortos ante la ausencia total de una de las formas de la participación política: la legitimación de la participación ciudadana en el ejercicio del poder público como solución, sine qua, para erradicar la impunidad oficial.
Y si está de moda ‘empoderar’ al bandolero revolucionario, habrá muchos que defiendan esta causa. Por mi parte, asumo mi papel de continuar como parte de una oposición política propositiva con el propósito de luchar por una sociedad verdaderamente democrática, sin tanta injusticia y tanta inseguridad.

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La agresión a los medios



Por Jaime García Chávez


El gobierno local propala a los cuatro vientos que se ha abatido la violencia en Chihuahua. No es ni la primera vez ni será la última que se recurre a este mecanismo para ir salvando el día a día, aunque la realidad vaya en camino inverso a las apreciaciones surgidas desde el poder.
Es la vieja trampa de mentir, frecuentemente acompañada de estadísticas que se manejan a modo y con parcialidad; a final de cuentas en una sociedad desinformada se puede decir lo que sea sin esperar réplica consistente alguna. Hay un cambio de calidad en la criminalidad reciente y tiene como blanco a los medios de comunicación y a los trabajadores de la información que se ganan el pan en tan difícil profesión u oficio. Un periodista fue asesinado en Ojinaga, se trata de Jaime Guadalupe González Domínguez y se suma a una lista caracterizada por la impunidad. También dos medios de Ciudad Juárez –uno escrito y el otro televisivo– fueron cobardemente agredidos cuando se dispararon armas en contra de sus instalaciones principales. Son tres casos –con el denominador común de la violencia– ominosos porque marcan una amenaza para todos, y cuando digo todos hablo de sociedad y gobierno, propietarios de medios y asalariados en estos, partidos políticos y organizaciones de la sociedad civil comprometidas genuinamente con causas cívicas o sociales.
Doy por sentado el pronunciamiento recurrente en estos casos: condena por los hechos, solidaridad con el gremio periodístico en general, y no se diga la expresión de sentida condolencia por la doble muerte de un comunicador, la que entraña su vida y la de su propio medio, en este caso un portal digital. Conviene también recordar el escalofriante dato de que en nuestro país el ejercicio del periodismo se ubica en los márgenes de una actividad de alto riesgo, similar al que corre un corresponsal de guerra en un frente de combate. Así de grave. Pero también es conveniente que visualicemos las cosas desde otra perspectiva. A eso se debe el pronunciamiento inicial, producto de la muerte de González Domínguez. A ese respecto señalé:
Se trata del primer asesinato de un periodista en la era peñanietista. Engrosa el incómodo padrón de muerte con el que nadie quiere lidiar y que si bien se adjudica, a la gruesa, a Felipe Calderón, no debe dejarse de lado la complicidad de los gobiernos priístas que lo acompañaron en la matanza. Además, viene a acrecentar la lista de casi una veintena de periodistas asesinados en el estado de Chihuahua, guarismo alarmante. Pero quedarnos en este lindero es pasar por alto algo esencial y que también tiene que ver con el ejercicio de la libertad de prensa: Chihuahua, el estado donde la libertad de expresión está condicionada por los devaneos carismáticos de César Duarte, y por ende, la fuente de una corrupción superlativa y muy onerosa que se desfoga en dos vertientes: culto a la personalidad y censura comprada que le da una grisura a los medios realmente alarmante. También los bozales de oro matan al periodismo y a los periodistas, aunque aparenten estar vivos.
Todos sabemos que la autoridad no es sinónimo de gobierno, mucho menos de poder. La autoridad se gana todos los días, es respetabilidad, ascendiente para persuadir decisiones públicas, sólido compromiso con las más altas y queridas causas de la sociedad. Todos esperaríamos que un golpe de autoridad se generara esclareciendo los homicidios de los periodistas y no lo que señala el periódico español El País cuando dice que la detención de Elba Esther Gordillo es “un golpe de autoridad”, cuando en esencia, hasta donde vamos, es que es un golpe de poder, incompleto como todos los de su tipo si ahí se estaciona. No quiero forzar paralelismos entre una y otra cosa, pero lo real es que en asuntos de este calado la autoridad está o no está. Y para los periodistas no ha estado, como lo demuestra la impunidad en los casos anteriores y la previsible en la muerte del comunicador de Ojinaga, sin comparación económica con los empresarios que están detrás de los otros influyentes medios que también fueron alcanzados por manos criminales.
Pienso que es tiempo de ponerle el cascabel al gato. El periodismo actual en el estado –el realmente existente– no se ha ganado eso que en el párrafo anterior llamo autoridad. Mama de las ubres presupuestales para que circule la verdad oficial como absolutamente predominante. Su censor actual es Juan Ramón Flores, neonazi, gran dador de dinero. Los periodistas de base, reporteros y fotógrafos, por ejemplo, son simples asalariados sujetos a los designios de los propietarios de los medios, que son los que se enriquecen exponencialmente y en proporción inversa a lo que ganan los accionistas de las sociedades mercantiles instaladas en la comunicación. Hay todo un esquema corruptor: te inicias como periodista y en tu medio no prosperarás, y el escalafón se da hacia las vocerías de las dependencias públicas o corporaciones empresariales, la redacción y distribución de boletines. Hay un buen número de medios que no existirían sin la ganancia fácil que le ofrece alguna institución gubernamental, universitaria o jurisdiccional. Y no hablemos de los proverbiales casos de editorialistas que escriben hoy para cobrar mañana cantidades nada despreciables. El gobierno actual maneja con absoluta discrecionalidad los contratos de la ignominia: te doy cuando quiero y lo que quiero, y para que digas y propales la verdad oficial. En un ambiente así, es obvia la conclusión de que el periodista es un personaje desprestigiado y absolutamente vulnerable desde todos los flancos.
Los periodistas están divididos en una inexplicable pluralidad de colegios y asociaciones. Rivalizan unos con otros aún en temas que debieran ser de consenso al cien por ciento. Se esmeran en buscar que el gobierno les construya su local, les pague un seguro, les de bonos para gasolina y restaurantes, les de un banquete en su día con buenas vedettes, una gran posada navideña con buenos regalos y les tome la protesta cuando asumen un cargo estrictamente gremial y que entraña un compromiso consigo mismo y no con el poder. Quienes agreden a los medios y a los comunicadores saben esto de manera completa, y cuando actúan de manera siniestra lo tienen como una premisa que los descarga de todo temor porque saben que pisan sobre blandito.
Aún así, una pequeña parte de la sociedad se duele de estas agresiones, aunque los “grandes” que la sufren digan que se trata de todo un acontecimiento internacional. Yo diría que si tomar la pluma o la computadora para escribir lleva tan grandes riesgos, que al menos se emprenda con dignidad y con compromiso hacia una sociedad que reclama información de calidad y no exclusivamente engordarle las ganancias a quienes han hecho del periodismo un oficio miserable por vendido, y aún más, por estar al servicio de la persuasión que salva a los poderosos y hunde a los débiles. Es una vieja historia que no termina.

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Concretó STPS casi 200 convenios en materia laboral





Durante las jornadas de conciliación laboral desarrolladas durante una semana en las cinco Juntas de Conciliación y Arbitraje instaladas en el Estado, la Secretaría del Trabajo y Previsión Social logró realizar 196 convenios entre patrones y trabajadores, lo que representa sendas demandas evitadas o terminadas.

El director técnico y de asuntos jurídicos de la dependencia estatal, Leonardo Salayandía, comentó que gracias a la buena voluntad de los patrones y trabajadores involucrados en procesos laborales, durante la semana que se realizó este maratón conciliatorio, se realizaron casi 200 convenios, tanto en las Juntas de Conciliación como en el departamento de Inspectoría del Trabajo.

De igual forma, indicó que en relación al primer trimestre del presente año, el número de demandas registradas ha disminuido en un 9.32 por ciento en comparación con el mismo periodo del 2012, ya que de 2 mil 501 el número decreció a 2 mil 260.

En cuanto a convenios antes y después de un juicio laboral, las estadísticas también han mejorado, ya que en el tiempo antes mencionado, del 2012 al 2013 los convenios han aumentado de 5 mil 009 a 5 mil 211, lo que representa un incremento del 3.87 por ciento.

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